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God of Malice (Legacy of Gods #1)(164)

Author:Rina Kent

él piensa que vamos a ir a la guerra otra vez, que esta será otra pelea y que yo haré valer mi posición de padre reprimiéndolo de nuevo.

Coloco una mano en su hombro y se tensa, listo para el golpe o lo que crea que voy a hacer.

—Lo siento.

Sus ojos se abren un poco, es la única reacción que muestra, pero antes de que pueda pensar más en ello, continúo.

—No me di cuenta de que mis palabras, tan impulsivas como fueron, tendrían este efecto en ti y me disculpo por no investigar más a fondo la razón por la que cortaste metódicamente tu relación conmigo. Pero si te sirve de consuelo, no se trata de tu persona, hijo. Tu comportamiento me trajo recuerdos dolorosos y el joven amargado que era, y reaccioné mal ante eso. No es tu culpa, es completamente mía. Lamento no haber podido ser una mejor figura paterna para ti.

Reina llora en silencio y Gareth la sostiene del hombro, abrazándola a su lado.

Killian entrecierra los ojos, pero la rigidez se ha desvanecido.

—Te disculpaste dos veces.

—?Y?

—Nunca te has disculpado antes. Con nadie.

—Lo hice con tu madre una vez, y lo estoy haciendo de nuevo con mi hijo. Los miembros de mi familia son los únicos con los que me disculparé cuando sea necesario. ?Y Kill?

—?Sí?

—Tú y Gareth no son diferentes a mis ojos, ni siquiera un poco. Solo soy más duro contigo porque tu carácter es más duro.

Se encoge de hombros.

—Gareth también puede ser un dolor en el trasero. Simplemente no lo ves.

—?Oye! —protesta mi hijo mayor.

Reina sonríe con lágrimas en los ojos y se frota el pecho.

—Quiero un abrazo familiar.

Y luego nos atrae a todos en un abrazo, porque puede ser así de sentimental. Los tres preferiríamos no hacer esto, pero si hay algo en lo que estamos de acuerdo, es en nuestro cuidado por esta mujer.

Puede hacer que nuestros muchachos y yo quememos un pueblo entero por ella con solo decir las palabras.

Luego abraza a Kill individualmente, básicamente estrangulándolo, considerando su expresión, luego le susurra algo al oído.

Por primera vez, sus rasgos se suavizan y se parece a ese ni?o de seis a?os que solía sentarse en un columpio y mirar al vacío como un anciano.

—?Qué estás mirando, Kill? —le pregunté una vez.

Suspiró con la exasperación de quien lo ha visto todo.

—Qué aburrido es todo. ?Cómo lo hago menos aburrido, papá?

Debería haber sabido para entonces que teníamos un ni?o especial en nuestras manos. Alguien que no necesitaba al mundo, ni siquiera a nosotros.

No hay duda en mi mente de que si estuviera solo, viviría bien, tal vez incluso sería más libre de lo que es ahora. No tendría que preocuparse por ocultar su verdadero yo o reprimir sus impulsos por mi bien y el de su madre.

Sería un verdadero monstruo y probablemente se saldría con la suya por un tiempo antes de que eventualmente lo encerraran.

Pero lo necesitamos en nuestras vidas, incluida la sangre fría y la manipulación.

Sí, puede ser un monstruo, pero por lo general elige no serlo en casa. Es una decisión madura que tomó hace mucho tiempo después de que terminaron las peleas, y que seguirá tomando.

Pero incluso si no lo hace, nos ocuparemos de ello cuando llegue.

Una cosa es segura, Killian siempre será mi hijo.

Nunca olvidaré las lágrimas en los ojos de Reina cuando lo tuvo en sus brazos por primera vez.

—Míralo, nuestro bebé es tan hermoso, Ash.

—Lo es.

—Hubiera sido más hermoso si fuera una ni?a, pero bueno, siempre podemos intentarlo de nuevo. —Ella besó su frente—。 Te amo con cada parte de mi ser, bebé.

—?Puede jugar al fútbol conmigo, papá? —me preguntó Gareth mientras estiraba el cuello para ver a su hermano.

—Seguro. Podemos ense?arle.

—?Sí! —Besó a su hermano en la mejilla—。 Te voy a ense?ar todas las cosas.

Ese momento parece que sucedió ayer. Creo que la razón por la que vuelve a mí ahora es porque esta escena es espeluznantemente similar a ella.

Ha pasado mucho tiempo desde que los cuatro nos sentimos como una familia conectada. Killian siempre, sin duda, lo arruinaba.

Estaba actuando, ahora me doy cuenta, exigiendo la atención que pensaba que merecía.