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God of Malice (Legacy of Gods #1)(181)

Author:Rina Kent

—Simplemente… me siento mejor cuando digo todo en voz alta en lugar de enterrarlo.

Mi esposa sonríe.

—Bueno, ya era hora. Estoy orgullosa de ti, cari?o. Y estoy tan feliz de que hayas encontrado a alguien que te comprenda y te ame tal como eres.

Un leve rubor cubre sus mejillas.

—?Crees que Killian me ama?

—?Te ama? No, es más que eso. Parece que está listo para causar estragos por ti, y créeme cuando digo que ese tipo de amor es raro de encontrar.

—?Lo crees?

—Estoy segura.

—Ese sería solo uno de nosotros. —Elijo este momento para entrar y luego envuelvo una mano alrededor de la cintura de mi esposa.

Ella encaja perfectamente en mis brazos. Esta mujer fue hecha para mí y me niego a pensar lo contrario.

—Papá. —Glyn se enfurru?a—。 ?Por qué dirías eso?

—Porque es un poco psicópata, por eso. Imagina en lo que se convertirá cuando crezca.

—?Aiden? —pregunta Astrid con una sonrisa traviesa—。 Todavía lo amas.

—Lo tolero, no lo amo, princesa.

—Oh por favor. Han sido sobreprotectores con Aiden desde que eran ni?os. De cualquier manera, Aiden es el tipo de hombre que pone a su familia por encima del mundo, así que no juzgues.

—Sí, papá, no seas crítico.

—Estamos jugando dos contra uno ahora, ?verdad?

—Bueno, te pones en esta posición —me dice Astrid, poniéndose descaradamente del lado de nuestra hija.

—Todavía te amo, papá. —Glyn me da un beso en la mejilla y luego sonríe—。 Me iré antes de que empiecen a besarse.

Su risa hace eco en el aire cuando sale del estudio.

Mi esposa desliza su mano por mis costillas y mi pecho, una luz tenue brillando en sus ojos.

—?Vamos a empezar a besarnos, mi rey?

Solo se necesitan unas pocas caricias de ella para transformarme en un volcán furioso.

—No estoy seguro. Acabas de ponerte del lado de ese hijo de puta de Killian antes que del mío.

—Porque no estás siendo razonable y lo sabes. él trajo a nuestra hija de vuelta desde el borde y solo eso me hace estar eternamente agradecida. —Su mano viaja a mi mejilla, su voz se suaviza cuando dice—: ?De verdad no vas a besarme?

—Nunca te diría que no, princesa. —Perdería contra ella una y otra vez si fuera necesario.

Mis dedos levantan su barbilla y mi boca se encuentra con la suya. La beso con agradecimiento, amor y la absoluta necesidad de tenerla en mi vida.

Ella es mi vida.

Mi esposa.

La madre de mis hijos.

Mía.

Levi: Acabo de perder a mi hija.

Xander: Por favor, dime que es figurativo y que Glyn está realmente bien.

Levi: Si por bien, te refieres a respirando, entonces seguro, ella está bien. Pero trajo a casa a un chico y dijo las temidas palabras de “lo amo”。

Aiden: Seguro sabías que ella haría esto eventualmente. Tiene jodidos diecinueve, Lev, no nueve.

Levi: Dice el que solo tiene hijos. No lo entiendes, entonces, ?qué tal si te vas a la mierda amablemente?

Aiden: ?Qué tiene de malo tener hijos? No seas celoso.

Ronan: De acuerdo. Los hijos son lo mejor. Además, estoy ansioso por saber cuándo Remi nos presentará a su persona especial.

Cole: Por lo que deduzco, habrá muchos especiales. Me pregunto de dónde sacó esa tendencia a ser mujeriego.

Ronan: Vete a la mierda, Nash. Mi hijo está viviendo su vida como un estudiante universitario saludable y no permitiré que nadie lo avergüence.

Xander: Mis condolencias por Glyn, Capitán. Es mi peor pesadilla imaginar a un hijo de puta llevándose a mi Cecily.

Aiden: ?Hola? Son lo suficientemente mayores para ser independientes, entonces, ?podemos normalizar dejarlos vivir sus vidas?

Cole: Excepto por mi Ariella. Solo tiene dieciséis a?os. Mi Ava también está fuera de los límites. ?Escuchas eso, Aiden? Díselo a Eli.

Aiden: Estás tan delirando al pensar que puedes evitar que Eli haga algo. Incluso yo ya no puedo dictar sus acciones.

Cole: Ya veremos eso. No me culpes por la violencia que ocurrirá cuando se acerque a mi hija.

Ronan: Déjame traer las palomitas de maíz.

Cole: Tú también, Ron. Mantén a tu hijo lejos de mi Ari.

Ronan: Debería ser yo quien diga eso, hijo de puta. Es como una peque?a acosadora de demonios. Jesús, tengo miedo por la vida de Remi.