Su piel parece azul pálido en la oscuridad, como cadáveres frescos. Si de alguna manera comienza a sangrar y se agrega el rojo a la mezcla, su piel se verá etérea bajo la luna.
El hecho de que esté eligiendo no llevar a cabo esas fantasías con esta chica es una manifestación maravillosa de mi control de impulsos.
Reprime, hijo de puta.
—Puedo caminar sola. —Su voz tiembla mientras intenta liberarse y falla miserablemente. Incontables veces.
Es lo suficientemente exasperante como para seguir intentándolo. Le conceré eso.
—No lo hiciste cuando te di la oportunidad antes, así que la pelota está en mi campo ahora.
—Basta, Killian.
Me detengo ante el sonido de mi nombre en su vocecita que no es diferente a una canción de cuna. Ni siquiera me gustan las voces de las personas la mayor parte del tiempo. Algunas son agudas, otras son bajas y la mayoría son jodidamente molestas.
La suya, sin embargo, es la cantidad correcta de dulce y melódica. La dosis justa de suavidad y terror paralizante.
La miro.
—?Basta con qué?
—Lo que sea que estés haciendo.
—?Incluso cuando te gustará lo que estoy haciendo?
—Dudo que me guste nada de lo que hagas.
—?Segura sobre eso? —Nos detenemos cerca de un peque?o lago y Glyndon se queda quieta.
Sus intentos de luchar se olvidan hace mucho tiempo mientras mira la escena frente a nosotros.
Cientos de diminutos puntos amarillos iluminan los árboles y brillan en la superficie del agua con la eficacia de peque?as lámparas.
Mientras mira las luciérnagas, yo la miro.
Estoy atrapado en un estrangulamiento por la forma en que sus hombros se relajan y sus labios se abren. Y la forma en que sus ojos reflejan las luces amarillas como un espejo.
Están brillando, más brillantes, más rápidos, y no pienso en eso mientras saco mi teléfono y tomo una foto.
Conmemorar el momento se siente como una necesidad en lugar de una mera acción. Tampoco es un impulso; es jodidamente peor.
Ni siquiera se enfoca en el flash, todavía absorta en las luciérnagas.
—Son tan hermosas. No puedo creer que no supiera de este lugar.
—Es propiedad de nuestra universidad.
—?Trajiste a muchas de tus víctimas aquí?
—?Así que eso es lo que eres ahora, mi víctima? Me gusta eso. Y no, aquí es donde vengo cuando quiero estar solo, así que tú eres la primera.
—Soy un montón de primeras.
—Estoy sorprendido por eso, también. ?Te gusta?
—Me encanta.
—Te dije que lo harías. Supuse que una artista apreciaría la oscura belleza de la naturaleza.
Finalmente se enfoca en mí.
—?Cómo sabes que soy una artista?
—Sé muchas cosas sobre ti, Glyndon.
—?Por qué? ?Qué es lo que quieres?
—Quiero muchas cosas. ?De qué contexto estamos hablando ahora?
—Esto, traerme aquí. Debes tener algún propósito.
—Te lo dije, para que puedas confiar en mí. Pensé que este lugar te atraería.
Sus ojos se convierten en rendijas.
—?Eso es todo? ?No vas a hacer nada divertido?
—Define divertido.
—El hecho de que estés preguntando significa que lo harás.
—Solo estoy considerando mis opciones. —Me siento en el borde del muelle, dejo que mis pies cuelguen, luego tomo un cigarrillo y lo enciendo.
Glyndon se me acerca pero se detiene y aparta el humo con la mano.
—?Por qué no me sorprende que seas adicto al veneno?
—No soy adicto a nada.
—El cigarrillo que cuelga de tus labios atestigua lo contrario.
Lo saco de mis labios y lo sostengo a la luz de las luciérnagas.
—Es un hábito que uso para mantener mis manos ocupadas.
—?Eso significa que lo dejarías si quieres?
—Lo dejaré si tomas su lugar y mantienes mis labios y manos ocupados.
—No, gracias.
Levanto un hombro y toco el lugar a mi lado.
—Se ven mejor desde este ángulo.
—?Qué se ve mejor? —pregunta en un tono asustado, y ?por qué diablos me estoy poniendo más duro?
—Luciérnagas o cuerpos, lo que flote primero.
—Tu oscuro sentido del humor está realmente en otro nivel. —Se acerca lentamente, luego, antes de sentarse, duda.