Ese hábito de cuestionar todo lo que ofrezco pronto desaparecerá.
—No te preocupes. No te follaré esta noche.
—Vaya. Gracias. —Se deja caer a mi lado, su perfume afrutado se vuelve más fuerte. O mi sentido del olfato la detecta más rápido.
—De nada.
—Eso no fue un agradecimiento real.
—Entonces, ?por qué lo dijiste?
—Sarcasmo. ?Alguna vez has oído hablar de eso?
—Lo sé. Yo sólo estoy jugando contigo. —Meto ese mechón rubio detrás de su oreja y se pone roja, junto con su cuello.
—？Te gusta mucho meterte con la gente?
—No todas las personas, no. Solo unos pocos elegidos.
—？Así que ahora soy un VIP?
—Si quieres.
—En serio, hablar contigo es como hablar con un robot malvado.
—Robot malvado, ?eh?
—Sí, ya sabes, los que son destruidos al final de las películas de ciencia ficción.
—？Te refieres a aquellos cuyos ojos rojos parpadean en el último segundo de la película, indicando su regreso?
—No deberías estar orgulloso de ser malvado.
—Esa es la cosa, cari?o. No me veo a mí mismo como malvado.
—Por favor, no me digas que te ves a ti mismo como un héroe. —Suena aún más asustada que antes.
—No, no lo hago. Me veo a mí mismo como neutral. En lugar de negro, blanco o gris. Soy incoloro.
—Eres una entidad. No puedes ser incoloro. —Ella resopla—。 Solo eres negro.
—？Negro?
—Sí, le doy colores a la gente y definitivamente eres negro, como tu alma, tu corazón y esa inquietante cabeza tuya.
La miro por un instante y luego sonrío. Jesús.
Esta chica se está metiendo en grandes problemas.
Porque quiero seguir hablando con ella.
Y ni siquiera me gusta hablar con la gente.
Quiero poseerla, aunque no tengo ni puta idea de qué se trata poseer a la gente.
No puede ser diferente de tener mascotas que querer ver dentro de ellas, ?verdad?
11
KILLIAN
—？Qué mierda es esto? ?Arruinándome el momento?
No me detengo ante la voz de Nikolai en mi camino dentro de la mansión. En cambio, llego a la nevera y agarro una botella de agua.
Me lanza el objeto más cercano que puede encontrar, un encendedor, e inclino la cabeza hacia un lado, dejando que choque con la botella de vodka. Se rompe contra el mostrador en una ceremonia de copa y licor.
—Supongo que lo limpiarás y reemplazarás mi vodka —dice Jeremy desde el pie de las escaleras, con los brazos cruzados.
—Es mi vodka. Vete a la mierda. —Mi primo se pone una bolsa de hielo en la mandíbula hinchada y apoya el pie en el borde del sofá.
Apoyándome en el mostrador, cruzo las piernas a la altura de los tobillos.
—？De mal humor?
—？Y tú no? Ese perdedor ganó contra ti.
Levanto un hombro.
—Gané algo mejor que una pelea sin sentido.
Como la compa?ía de Glyndon e incluso una tregua temporal de pelear conmigo una vez que estuvo mirando esas luciérnagas y yo no la estaba tocando.
Eventualmente se relajó una vez que obligué a mi mano a permanecer quieta. Algo que resultó ser más difícil en la práctica que en la teoría. Convertir esto en un hábito está fuera de cuestión. Después de todo, solo necesito que baje un poco la guardia, que me deje entrar un poco para poder entenderla y, en retrospectiva, profundizar en las razones detrás de mi interés en ella.
?Estoy listo para hacer un esfuerzo adicional por eso? Seguro.
Teniendo en cuenta el pliegue en sus cejas cuando la llevé de regreso a su dormitorio, diría que todavía tengo mucho camino por recorrer.
Es una mierdecilla testaruda e impetuosa, y yo estoy aquí para cada puto segundo.
Glyndon puede ser la roca sólida y enorme, pero yo soy agua y el agua puede golpear la roca al principio, pero eventualmente la atravesará.
—？Qué es mejor que ganar, hijo de puta? —masculla Nikolai—。 La próxima vez, no aceptes mi pelea si vas a perderla. Mi imagen está en juego aquí, heredero de Satanás.
Saco mi paquete de cigarrillos y lo miro por un segundo, recordando las palabras de Glyndon de antes sobre el veneno. Luego sacudo la cabeza y me meto uno entre los labios.
—？Supongo que ganaste el siguiente?