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God of Malice (Legacy of Gods #1)(96)

Author:Rina Kent

Mi columna golpea un borde sólido, una puerta, antes de que gire hacia atrás y me empuje dentro de un dormitorio.

—?Adónde crees que vas, mi conejito?

Ojos azul oscuro chocan contra los míos con la letalidad de un desastre natural, un choque de trenes y una guerra. Todo junto.

No hay otra palabra para describir a Killian que no sea intenso, y estoy justo en medio de su locura. El ojo de la tormenta.

Le agarro la mu?eca con las u?as, a pesar de que no está apretando. Simplemente no quiero estar a su merced, o la falta de ella.

—?Quieres pelear? Te daré una razón para luchar. —Su agarre se aprieta y empuja su rodilla entre mis piernas, abriéndolas y empujando su muslo contra mi centro—。 Podría estrangularte ahora mismo y no hay nada que puedas hacer al respecto. ?Es eso lo que quieres, mmm?

Intento sacudir la cabeza, pero no sé si se mueve. La falta de oxígeno me marea. De una buena forma. Del tipo que palpita en mi centro y contra sus jeans.

Mierda.

Por favor, no me digas que esto es lo que creo que es.

Mis sentidos se intensifican hasta un punto que nunca antes había sentido. Mi cabeza late a un ritmo irregular que hace que mis ojos se caigan, pero puedo olerlo en lo profundo de mis huesos. El aroma amaderado y ámbar no es diferente al de una sustancia embriagante. Como el alcohol

O drogas.

No, probablemente peor.

Mi estómago se estremece mientras inhalo cada inhalación minuciosa, una y otra vez, mi vientre cae, se llena y se vacía a un ritmo que no puedo seguir.

Pero lo peor es que mis manos están ara?ando cualquier parte que pueda alcanzar, pero no creo que sea para alejarlo más de mí. Solo quiero las yemas de mis dedos en su piel, mis u?as desafiladas dejándole marcas como él me deja a mí.

—O tal vez te gustaría eso. —Presiona su pulgar contra mi punto de pulso con la brutalidad de un animal salvaje—。 Tal vez ser estrangulada te excite como me pone jodidamente duro.

Debería estar horrorizada por la sugerencia, debería tratar de sacarle los ojos, pero algo completamente diferente se desliza de mi boca.

Un gemido.

Quiero encontrar excusas, decir que es un gemido de dolor o incomodidad, pero no puedo pensar con claridad, y mucho menos intentar enga?ar a mi cerebro.

Los labios de Killian dibujan una sonrisa cruel. No está contento con esto, por el contrario, la ira de antes se acumula lentamente en el azul tormentoso de sus ojos.

Ahora son un tono más oscuros.

Carbón, negro y todos los tonos fríos que no han visto el sol.

—Sabía que eras más de lo que sugería tu apariencia. Tenías un aura limpia, inocente y absolutamente bonita, pero en realidad, no eres más que una putita sucia, ?no? Todas estas peleas, huidas y jodidas travesuras eran solo una forma de provocarme para que te tirara al suelo y te follara a cuatro patas como un maldito animal. O tal vez para empujarte de cabeza contra la superficie más cercana, como esta pared, y llenarte con mi semen.

Su mano libre se desliza sobre mis pechos doloridos y toma uno violentamente.

—Dime, ?estabas pensando en mí cuando usaste este vestido rojo o fue para Gareth?

El placer comienza donde él toca mis senos y termina en mi centro, y todo lo que puedo hacer es concentrarme en eso.

—Responde a la jodida pregunta, Glyndon. ?Es él a quien querías palpando estas bonitas tetas y poner duros estos pezones erguidos? —él pellizca uno y jadeo—。 Siempre quisiste al chico bueno; lástima que tengas al maldito villano.

—No era para él… —Me atraganto.

—?Cómo? —Afloja su agarre para que pueda respirar adecuadamente.

—El vestido es para… ti —admito en un respiro.

Creo que eso lo deleitará, pero su rostro permanece al límite.

—Era para mí, ?eh? —Su mano se desliza desde mi pecho hasta mi cadera, luego empuja la falda de mi vestido hasta mi cintura, dejando al descubierto mis muslos y ropa interior—。 Hasta te pusiste bragas de encaje y viniste preparada para ser follada. —Frota sus dedos contra ellas y no puedo pretender cerrar los ojos por pura mortificación—。 ?Estás segura de que es para mí? ?O lo dices para complacerme?

Niego.

—La idea de que te arregles para seducir a mi hermano me vuelve jodidamente loco. La idea de que te imagines sus malditos dedos en mi co?o mientras lo limpiabas y lo vestías me pone rojo.

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