—Oye, Kenton, ?tienes algún problema?— Le pregunto.
—Debido a tu maldito paquete, el entrenador nos trató como mierdas hoy.— Sisea y escupe bajo mis pies.
—?Y es mi culpa, porque…?
—Asegúrate de que no vuelva a ocurrir. Sabes, hay algunas personas que realmente se preocupan por este equipo.
Con esas palabras, se aleja al vestuario. Me está costando mucho esfuerzo no correr detrás de él y mostrarle exactamente lo que pienso de su actitud. Aprieto los dientes, de repente me quito los guantes, como siempre. Y los meto dentro de la bolsa de entrenamiento.
Contrariamente a mi vagar hacia la meta. Kesh está recogiendo bolas en una de las cajas.
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En otras circunstancias, le describiría esta situación con una nueva.
Kesh siempre puede calmarme, con solo escucharme.
Cuando hablas con Kesh, sientes que te toman en serio. Está tranquilo y calmado, sus consejos son siempre atentos. Desde el principio, esa fue una de las cualidades que más valoré en él, especialmente porque soy su completamente opuesto, explosivo e impulsivo. Nos complementamos perfectamente; entre otras cosas, por eso ha sido mi mejor amigo desde que tengo memoria. Lo era, corrijo en mi mente.
Era mi mejor amigo.
A veces me pregunto si valió la pena involucrarse. Quizás si no fuera por eso, podríamos haber salvado la amistad. Y entonces recuerdo momentos juntos y la sombra de esos escalofríos, esas emociones que evocó en mí, vuelven.
Pero eso es todo, no veo la posibilidad de arreglar viejos errores.
Cuando Kesh atacó a mi hermano hace unas semanas, la lucha entre nosotros tomó una escala sin precedentes. Le dije que no podía seguir así y que no podía soportar ni un solo día más de fingir que éramos sólo amigos, mientras que hace tiempo que somos una pareja. Que quería poder tomarle la mano en público y besarle cuando salíamos con nuestros amigos. Y
como no puede darme eso, quiero volver a donde estábamos hace un a?o.
Para que podamos ser mejores amigos de nuevo. Sólo mejores amigos.
Nada más.
En respuesta, escuché un silencioso: "okay", que por un lado era como una bofetada, por otro lado me dio una sombra de esperanza de que al menos nuestra amistad podría salvarse, porque la situación entre nosotros está finalmente clara.
Pero por mucho que intentemos comportarnos descuidadamente en 40
nuestra presencia, nada es como antes. Hay algo entre nosotros que no puedo ignorar, y es algo que crece cuanto más tiempo paso con Kesh.
O cuanto más tiempo lo miro fijamente, que debo detener inmediatamente.
Muevo mis ojos al borde del campo, a mi bolsa en el banco. Con una mano saco la botella de agua, con la otra saco el móvil. Wren me escribió.
S.O.S. ?Puedo ir con Ruby? Algo malo está pasando en casa de los Beaufortes, y vamos a necesitar un poco de entretenimiento.
Murmuro bajo mis narices. —Esto es todo lo que me he perdido.
—?Qué carajo?— Escucho la voz de Kesh detrás de mí. Está parado a cierta distancia, y aún así el pelo de mi cuello está parado en mis hombros.
Me concentro en responder a Wren, y luego pongo el teléfono en el bolsillo de mi bolso.
—Wren y Ruby estarán conmigo enseguida.— Le doy la espalda. Me mira. Me cuesta mucho trabajo controlarme, como cada vez que está cerca.
—Ruby probablemente está en una forma terrible—, dice. Toma su bolsa del banco y juntos nos al vestuario. —Escuché que estaba saliendo con Sutton, por lo que fue expulsada de la escuela.— Las notas escépticas de su voz me dicen que no cree en los rumores.
—Estoy seguro de que no estaba saliendo con Sutton.— Kesh me envía una mirada interrogante.
—Estuviste allí cuando James estaba tomando esas fotos, ?verdad?
— Me dice.
Kesh es un gran observador. No se le pudo pasar por alto.
—Sí, pero no me imagino que él las divulgara. Este caso tiene un 41
segundo fondo.
Estoy ronroneando algo sin convicción. James ha hecho cosas mucho peores que enviar unas cuantas fotos controvertidas, pero por otro lado, no creo que haga nada que pueda perjudicar tanto a Ruby.
—?Te pasarás por ahi?
Kesh se detiene en el pasillo. Me envía una mirada interrogatoria. Unas cuantas hebras de pelo rebeldes salen de una cola de caballo suelta en la que siempre se engancha el pelo antes del entrenamiento. Preferiría ponérselas yo mismo detrás de las orejas. Detengo mis reflejos y aprieto mis manos en la botella de agua tan fuerte que el plástico se sacude peligrosamente.