firmeza. —Después de todo.
Gru?o afirmativo. Cyril vuelve a apretar los labios.
—Háblanos—。 Kesh lo está pidiendo en voz baja. —Después de todo, ni siquiera sabemos qué pasó.
—?Y eso cambiará algo?— Cyril pregunta resignado.
Kesh lo mira con ojos oscuros. Después de un largo momento, se encoge de hombros. —Ciertamente no dolerá.
Cyril mira la mesa. Respira profundamente y no dice una palabra.
—Quería ir a Lexington y decirle la verdad—, finalmente comienza con voz ronca. Sacude la cabeza y mira la mesa. —Pero entonces tu padre vino a mi casa, James. Me amenazó en caso de que quisiera ayudar a Ruby de alguna manera. Yo… estaba asustado y chantajeado porque sé de lo que es capaz.
De repente hay tal silencio en la mesa que casi podemos escuchar las burbujas de gas escapando en los vasos de coca-cola.
—No tuve el coraje de ir con él director, pero sabía que tenía que hacer algo. Entonces te envié las fotos.— Cyril apenas traga. —Hablé honestamente en el club. Realmente lo siento mucho.
Un camarero se acerca a nosotros y nos pregunta si se nos ofrece algo más para servir. Sólo Ruby reacciona y dice que no educadamente.
Durante los próximos minutos, todos estamos en silencio.
No puedo soportarlo más y hablo.
—Debemos ser mejores que nuestros padres—, digo yo. Mi voz rompe el desagradable silencio. —Siempre nos hemos dicho eso, ?verdad? Que no seremos como ellos. Excepto tal vez los padres de Kesh, porque son unos santos.
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—No sé tú, pero estoy harto de eso—, agrega James. Nos volvemos hacia él. —Estoy harto de ver que todo se desmorona. Y aunque mucho cambiará en el futuro cercano, una cosa estoy seguro: eres importante para mí. Quiero tenerte en mi vida, a cada uno de ustedes, — se?ala y mira a Cyril.
—Hemos pasado por mucho juntos—。 Wren le toca el hombro.
—No puedes ignorar el problema, Cyril—, se?ala Kesh. —De repente no puedes dejar de ir a la escuela, desaparecer sabe dónde y pasar los fines de semana con James McCormack, ahogado como un cadáver, ?de acuerdo?
Silencio de nuevo. Y luego Cyril levanta la vista de la mesa y mira a Ruby.
—Lo siento—, dice con voz ronca. —Daría cualquier cosa por retroceder el tiempo y que esta foto nunca suceda.
Ahora Ruby frunce los labios en una línea estrecha y asiente. De repente se pone pálida. —De acuerdo, Cyril.
—No, y ambos lo sabemos—, dice. —Pero me gustaría que supieras que lo lamento mucho.
él y Ruby se miran a los ojos, tengo la sensación de que ellos están hablando sin palabras, como si Ruby quisiera ver si va en serio.
—No creo haberlo escuchado disculparse tantas veces, —comenta Wren de repente.
—No creo haberlo escuchado disculparse nunca—, agrega Kesh.
Cyril aparta la mirada de Ruby y se peina con los dedos. Y luego, 219
como si después de pensarlo un poco, como si fuera un reflejo, intenta golpear primero a Wren y luego a Kesh en el hombro. Quería alejarse y al mismo tiempo estaba tan cerca que se cae del banco, lo que es tan cómico que James y yo nos reímos.
—Ya es hora de que regreses a la escuela—, le dice James a Cyril.
Toda la eternidad pasa antes de que finalmente asiente.
—Tienes razón.
Son más de las tres de la tarde cuando llamo al chofer para que nos recoja en el East View. Primero llevamos a Wren, James y Ruby a Gormsey, luego dejamos a Cyril en su casa. Se baja, pero antes de cerrar la puerta, vuelve a mirar dentro. Mira entre Kesh y yo.
—Yo…— Empieza y gru?e. —Gracias por hoy, chicos.
—Siempre puedes contar con nosotros—, dice Kesh.
—Y la próxima vez, emborráchate con nosotros, no con James McCormack—, agrego, por lo que Kesh me patea en la pantorrilla.
—Claro—, murmura Cyril y gira sobre sus talones. Cierro la puerta detrás de él y le doy a Rupert una se?al de que sigamos adelante.
—?Adónde, joven?— pregunta.
—A casa de Kesh— respondo. Un momento después, el coche arranca. Estoy cansado de apoyar mi cabeza en el reposacabezas.
—Duele—, digo y me froto la pantorrilla con la mano.
—Con ese comentario destruiste un momento muy hermoso. —Kesh mira a mi pierna. —Pero no quería patearte tan fuerte. Lo siento.