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God of Malice (Legacy of Gods #1)(136)

Author:Rina Kent

—Vi esto venir a un kilómetro de distancia. Este es un consejo genuino, Glyndon. Ten cuidado. Puedes pensar que te preocupas por él ahora, pero habrá momentos en los que querrás matarlo y no pensarás en su naturaleza o en que es diferente. Solo pensarás que es un maldito imbécil que no debería existir. ?Y cuándo quieras irte? Te romperá las piernas para que nunca consideres la opción. ?Y si te curas y vuelves a intentarlo? él las cortará. —Sonríe, pero es falso cuando sale y deja que la puerta se cierre detrás de él.

Mi atención se desliza de nuevo a Killian y entrecierro mis ojos en él.

—Bastardo. ?Cuándo me metiste en tu equipo de defensa?

Culpo a la sensación de paz que siento en su compa?ía. Incluso cuando me está asfixiando, tirándome al suelo y follándome como un loco.

Lo culpo más cuando me tira para dormir encima de él después, o cuando me lleva a ver luciérnagas porque sabe cuánto me dan alegría.

Incapaz de ignorar la avalancha de sentimientos que corren desenfrenadamente en mi pecho, tomo prestado su cuaderno y un lápiz de carbón, que Killian comenzó a tener alrededor, luego coloco la silla frente a la cama. No miro el papel. Toda mi atención está en él mientras mis dedos acarician línea tras línea hasta que soy transportada a una zona diferente.

Es como si mi cuerpo físico dejara de existir y yo fuera un estallido de emociones, silbidos y la manifestación de una musa extremadamente impredecible.

Creo que solo me toma diez minutos de principio a fin, pero cuando miro la hora, ya son las dos de la ma?ana.

Gracias a Dios es fin de semana y puedo dormir hasta ma?ana.

Bostezando, me desvisto hasta quedarme en ropa interior. Luego tomo prestada una de las camisetas de Killian que básicamente sirve como camisón.

Es una locura lo normal y familiar que se siente, especialmente cuando lo comparo con cómo estaba listo para matarlo a pu?aladas hace solo unas semanas.

Me deslizo debajo de las sábanas y me detengo cuando siento su piel caliente. El médico dijo que la fiebre bajaría en un rato, pero ?cuánto es un rato?

?No debería ser ahora?

Apoyo mi cabeza en su hombro y grito cuando él gira completamente en mi dirección y envuelve ambos brazos a mi alrededor, luego me coloca encima de él. Incluso cuando sus ojos están cerrados.

El placer se acumula en mis bragas y aprieto los muslos.

Creo que el bastardo me ha entrenado para el orgasmo o algo así. Estar encima de él solo sucede después de que me jode los sesos. Cuando el sexo no es el enfoque principal, me sienta entre sus piernas o en su regazo. Así que ahora que la mierda no ha sucedido y estoy arriba, mi cuerpo está actuando con eso.

Me froto contra su erección semidura, luego me detengo.

?Qué demonios estoy haciendo? Está durmiendo y tiene fiebre y debería ir al infierno por esto.

Obligándome a calmarme, cierro los ojos y dejo que el sue?o me lleve.

Un gemido se escapa de mi garganta.

Sigue otro.

Y otro.

Oh Dios.

Sus manos se deslizan por mi estómago hasta mi pezón y luego vuelven a bajar, pero eso no es todo.

Mi núcleo se aprieta debido a que su polla muy dura frota una y otra vez.

Soy tan pervertida por so?ar con esto cuando está enfermo, pero supongo que subestimé mi estado de frustración sexual cuando me fui a dormir.

—Eres tan jodidamente hermosa, cari?o. A veces quiero enjaularte para que nadie más que yo pueda mirarte. —Incluso su voz es un poco arrastrada pero deliciosamente profunda y oscura, como cuando me toca de verdad.

El sue?o obtiene diez de diez por detalles.

—Quiero disparar a todos los que se atrevan a mirar en tu dirección o causarte dolor. Quiero ba?arme en su puta sangre y tirar sus entra?as a tus pies. Quiero follarte allí también, en su sangre, para reclamarte. Probablemente te escaparías si te dijera esto directamente, así que no lo haré. Seguiré poseyéndote una y otra vez, hasta que ya no puedas pensar en dejarme. Seré tu sombra para que nadie se atreva a hacerte da?o.

Acentúa sus palabras con un roce contra mi co?o, un pellizco en mi pezón, un mordisco en mi estómago. Está en todas partes, y desearía que esa fuera la única razón por la que estaba excitado.

Sus palabras tienen el efecto más extra?o en mí, me hacen delirar y ansiar más.