—?Pero por qué?
él levanta un hombro.
—No lo sé.
Me duele la mandíbula por lo mucho que la estoy apretando. Este bastardo ha convertido mi vida en una pesadilla durante los últimos días y ni siquiera sabe por qué.
Así que lo provoco. Probablemente no sea la mejor opción, pero no tengo otra forma de lastimarlo.
—Nunca, jamás te daría la hora del día o miraría en tu dirección si tuviera otra opción. Nunca.
—Nunca digas nunca, cari?o.
—No soy tu cari?o.
—Eres como sea que te llame, cari?o. —él tira de mi labio de nuevo antes de soltar mi boca.
Está hinchado y se siente tan dolorido, como si lo hubiera estado besando durante horas.
No, no. No voy a pensar en besar mientras este imbécil esté aquí.
—En serio, ?qué quieres de mí? Ni siquiera sé tu nombre, y no tengo ni idea de cómo sabes el mío.
—Tal vez tenemos más en común de lo que crees.
—?Qué se supone que significa eso?
—Eres una chica inteligente. Lo resolverás.
—?Al igual que descubrirás lo que quieres de mí? —No puedo ocultar el sarcasmo de mi tono, y él sonríe.
—Exactamente. Aprendes rápido.
—No lo suficientemente rápido como para encontrar una manera de deshacerme de ti.
—Eso no será posible por tu parte, así que no frías esas neuronas por nada. Sólo… sé buena.
—?Quién diablos eres tú para decirme si debo ser buena, mala o algo intermedio?
—No necesito una etiqueta para conseguir lo que quiero. Ya lo sabes.
Un estremecimiento repentino sacude mi sistema. Me está recordando sutilmente cómo escaló fácilmente de nada a una violación total y que si lo provoco, no sería anormal que él hiciera lo mismo.
Una y otra vez hasta que aprenda la lección.
No puedo evitar la necesidad de enfrentarlo.
—?Qué implica eso exactamente? ?Obligarme de nuevo?
—Preferiría no hacerlo. A diferencia de la impresión que di en el acantilado, la violencia no es mi primer método de elección. Sin embargo, si tengo que recurrir a opciones desagradables, lo haré. Así que no me obligues, cari?o. Prefiero que empecemos desde cero.
—Vete a la mierda.
Suelta una risa baja que envía escalofríos por mi espina dorsal. No llega a sus ojos, ni siquiera de cerca, pero es la primera vez que muestra alguna semblanza de emoción humana. Y no sé por qué me encuentro memorizando cada segundo.
—Una boca tan sucia para una carita tan bonita. —El sonido desaparece tan pronto como apareció cuando sus dedos agarran los lados de mi garganta. Con fuerza. Tan fuerte que prácticamente me está asfixiando.
—Maldecirme no es la definición de borrón y cuenta nueva, Glyndon. Estábamos hablando de que eres buena, entonces, ?qué tal si sigues con eso, mmm?
Me suelta tan rápido como me agarró y jadeo por aire, mis pulmones casi se agotan.
—?Qué diablos te pasa y por qué me estás asfixiando?
—?De qué otra manera obtendré toda tu atención? Además… —Frota su pulgar contra el resto de sus dedos—。 Me gusta la sensación de tu pulso acelerado.
Trago como si me hubieran dado un pu?etazo en el estómago. Hay tantas emociones oscuras escondidas detrás de sus palabras y no sé si gritar o llorar, o hacer ambas cosas al mismo tiempo.
Da un paso atrás, devolviendo el espacio que robó tan repentinamente.
—Te vigilaré. Pórtate bien, cari?o.
Y luego se aleja, mezclándose con la multitud como si no estuviera simplemente robándome el aire y la existencia.
Me desplomo contra la pared, sosteniendo mi cabeza entre mis manos.
?Qué demonios acaba de pasar? ?Cómo atraje a tal depredador?
Y lo más importante, ?qué puedo hacer para mantenerlo alejado de mí?
—?Kill!
Levanto la cabeza para encontrar a Annika acompa?ada de Ava. Sus cejas se hunden mientras observa dónde el extra?o desaparece entre la multitud.
—?K-Kill? —tartamudeo a mi pesar, y Ava me mira.
Ella es muy consciente de que no soy del tipo que tartamudea o habla sin sopesar cada una de mis palabras. Pero las circunstancias ahora son diferentes. Pensé que la pesadilla había terminado hace dos noches, pero en retrospectiva, debería haber sabido que acababa de comenzar.