Agarro su mu?eca, tratando de quitarle la mano, pero es como si estuviera empujando una pared. Da miedo la cantidad de fuerza que tiene y lo débil y frágil que me siento en su presencia.
Es imposible evitar que sus dedos acaricien mi piel, dejando la piel de gallina a su paso. Hay pura orden en la forma en que me toca con un control goteante, como si yo fuera una conquista que está decidido a conseguir.
Sé que el mejor método para salir de su radar es hacer que se aburra de mí, y que cualquier resistencia de mi parte probablemente llame su atención, pero no puedo.
No puedo dejar que se salga con la suya conmigo.
Me romperá esta vez.
Me hará conducir hasta ese acantilado sin posibilidades de regresar.
Así que ara?é sus dedos, mi corazón latía más rápido y más fuerte.
—Déjame ir.
—?De qué otra manera voy a obtener una respuesta a la pregunta que hice? —Sus dedos se deslizan bajo el dobladillo de mis pantalones cortos con una facilidad experta. Ni siquiera importa que su otra mano esté en el volante o que esté conduciendo.
—No lo hagas —susurro mientras las yemas de sus dedos se acercan a mi ropa interior—。 Te digo que no, Killian.
—La palabra no, no me asusta, cari?o. A los chicos nos importa un carajo su significado o la falta de él. Además, ?no significa que sí a veces?
—No esta vez.
—Discutible. —Su voz se convierte en un retumbar peligroso—。 La cuestión es que es posible que no sienta las emociones de la misma manera que los demás, pero puedo entenderlas en los demás, a menudo mejor que ellos. Y ahora mismo, puedo oler tu miedo mezclado con algo completamente diferente. Estás aterrorizada de que repita lo que sucedió en el acantilado y confisque tu control, pero al mismo tiempo, estás entusiasmada con la posibilidad, deseándolo en secreto. —Sus dedos se enroscan contra mis bragas y se me escapa un gemido—。 Estás empapada por eso, cari?o.
—No me toques. —Mi voz se quiebra y no puedo evitar la vergüenza que cubre mis palabras o las lágrimas que llenan mis ojos.
—No puedes atraer a un depredador con una presa y pedirle que pase hambre. —Sus dedos se deslizan contra mis pliegues, el peso de su mano obliga a separar mis muslos a pesar de mis intentos por cerrarlos—。 Apuesto a que también estabas mojada cuando te estabas ahogando con mi polla con tu vida colgando al borde. ?Tu peque?o co?o también palpitaba y exigía ser tocado? Apuesto a que estaba empapado y adolorido. Me encantaban tus labios con mi polla envueltos alrededor de ella y cubriéndolos con semen, pero tal vez debería haber ido por tu co?o también. —Mete un dedo debajo de mi ropa interior y lo empuja profundamente dentro—。 Apuesto a que estos labios se verían aún mejor con mi polla desgarrándolos.
La parte superior de mi cuerpo se encorva, mitad debido a la intrusión y mitad debido a la vergüenza que debe estar escrita en todo mi rostro.
La combinación de sus palabras groseras y su toque dominante han activado una parte extra?a de mí. Una sensación que nunca antes había experimentado. Es incluso peor que cuando mi estado de ánimo se derrumba y los pensamientos oscuros se arremolinan en mi cabeza.
Estos son más oscuros pero más eróticos y condenatorios por naturaleza que es imposible controlarlos.
—Dijiste que querías que confiara en ti —digo, cambiando de táctica—。 Esta no es la manera de hacerlo.
—Dijiste que nunca confiarías en mí, así que ?por qué debería seguir intentándolo?
—Yo… podría considerarlo si te detienes, pero si sigues quitándome la opción, te odiaré.
—Ya me odias, así que eso más o menos no tiene sentido. —Una leve sonrisa curva sus labios mientras agrega otro dedo y lo empuja profundamente—。 Además, te di una opción. No es mi culpa que eligieras el camino correcto. Ya estás disfrutando esto, así que déjalo ir.
Mi aliento sale en una exhalación destrozada mientras un dolor crece entre mis piernas.
Y se construye.
Y se construye.
Mis terminaciones nerviosas resucitan a la vida de una vez, y no importa cuánto intente suprimir esa necesidad de placer, no puedo.
Pero tampoco puedo permitir que me quite esto. Así que me aferro a su antebrazo con todas mis fuerzas y niego con la cabeza.