—Yo no soy quisquillosa. —Lo miro mientras mastico una papa—。 No me hagas ponerme del lado de Ava y Cecily y echarte.
—Probar es gratis. Tener éxito no lo es, campesina.
Estoy lista para ir a su garganta, pero mi teléfono vibra.
—Solo espera, Remi.
Dejo una papa colgando entre mis labios y saco mi teléfono.
El texto que se encuentra en mi pantalla me hace detenerme.
Número desconocido: ?Qué estás haciendo?
Mi primer pensamiento es que este podría ser el número desconocido detrás de todos esos mensajes de texto ambiguos, pero ese no suele preguntar cómo estoy, simplemente deja caer algo desagradable y se va.
Mis pensamientos se reconfirman cuando llega otro mensaje de texto.
Número desconocido: ?No me digas que estás durmiendo? Aunque, por supuesto, lo estarías después de tener ese orgasmo. Yo soy el que se ha quedado con una polla tan dura que no dejo de fantasear con cómo botarás sobre ella.
Me atraganto con la patata a medio comer, y Bran me toca la espalda y me pasa una lata de gaseosa.
—？Estás bien?
Mis mejillas deben estar carmesí. La idea de que Bran o cualquier otra persona vea ese mensaje me pone la piel de gallina.
—Totalmente genial. Vuelvo enseguida.
Prácticamente salgo corriendo a mi habitación, entro corriendo, cierro la puerta de golpe y luego me apoyo contra ella. Salto cuando mi teléfono vibra en mi mano de nuevo.
Número desconocido: Dejarme en visto es una mala etiqueta, cari?o. Sé que estás ahí.
Glyndon: ?Cómo diablos tienes mi número?
Número desconocido: Es mucho más fácil de lo que piensas. Pero ese no es el problema aquí. Mi polla insatisfecha lo es. Realmente no soy del tipo que da.
Glyndon: Nadie te pidió que dieras nada.
Número desconocido: Tu peque?o co?o diría lo contrario. Todavía puedo sentirlo apretándose contra mis dedos con la desesperación de una ninfa. Además, todavía tengo tu sabor en ellos. Todavía no me he lavado las manos. Creo que las usaré para venirme en tu honor mientras imagino tu cuerpo retorciéndose debajo de mí mientras tu sangre cubre mi pene.
Mi núcleo se aprieta mientras un hormigueo se extiende por toda mi piel. Cierro los ojos lentamente, deseando que desaparezca, pero no lo hace.
Ni siquiera cerca.
Me siento en el borde de la cama, mis dedos tiemblan ligeramente.
Lógicamente, sé que esto es solo su enfermiza fijación con mi virginidad. Que realmente no se detendrá hasta que la tenga.
Su retorcido interés en mí podría haber sido clavado en la cima de ese acantilado, pero se activó por completo una vez que descubrió que era virgen. Incluso sus ojos brillaban de una manera diferente a la anterior. Su cuerpo se tensó y pude ver el diablo en él. Desenmascarado.
Desquiciado.
Incontrolable.
Es una raza especial que no tiene absolutamente ningún freno. Y el hecho de que yo sea el sujeto de su fetiche enfermizo es aterrador.
Teniendo en cuenta que probablemente no tiene límites, es absolutamente horrible imaginar hasta dónde llegaría para conseguir lo que quiere.
Y, sin embargo, no puedo dejar de ser afectada por sus palabras.
Solo… ?Qué me pasa?
?Soy quizás tan defectuosa como él?
Mi corazón late con fuerza cuando otro texto ilumina la pantalla.
Número desconocido: Sin embargo, lo real es mejor que mi imaginación. ?Cuáles son las posibilidades de que abras las piernas si voy ahora mismo?
Glyndon: Cero.
Número Desconocido: ?Y si pido amablemente?
Glyndon: Todavía cero.
Número desconocido: Deberías haber dicho 50%. Porque hay una opción del 100% si de alguna manera me deslizo en tu habitación mientras duermes.
Glyndon: Mis amigas no te dejarán.
Número desconocido: No se enterarán, y si lo hacen, las amarraré a sus camas con cinta adhesiva.
Glyndon: ?Incluso a Annika?
Número desconocido: Especialmente a ella. Es ruidosa la mayor parte del tiempo.
Glyndon: Jeremy te matará.
Número desconocido: No si le digo que se estaba poniendo en peligro y que la até por su propio bien. Y ay, ?estás preocupada por mí, cari?o?
Glyndon: Si por preocupada quieres decir que voy a encargar a un mu?eco vudú con tu nombre para matarlo a pu?aladas, decapitarlo y mirar cómo se rompen los tendones, entonces sí, estoy enferma de preocupación.