Home > Books > God of Malice (Legacy of Gods #1)(54)

God of Malice (Legacy of Gods #1)(54)

Author:Rina Kent

Número desconocido: Me gusta tu imaginación sangrienta y tu atención al detalle. Deberías mostrarme tus pinturas alguna vez. Quiero ver dentro de tu cabeza.

Glyndon: Nunca.

Número desconocido: Nunca digas nunca.

Glyndon: Me voy a dormir.

Número desconocido: Duerme bien y sue?a conmigo. ?Y quién sabe? Tal vez se haga realidad.

13

GLYNDON

Algo se mueve entre mis piernas y murmuro un gemido.

Se tensa y me despierto sobresaltada. Al principio, estoy desorientada, mi mente nublada por el sue?o y mi respuesta es más lenta que un tren antiguo.

Pero no consigo reaccionar.

Una sombra se cierne sobre mí, grande y amenazante. Me separa las piernas con una mano fuerte y abro la boca para chillar, pero me tapa con la palma de la mano.

El terror me recorre y empiezo a hiperventilar. Mi corazón truena a la vida con una intensidad aterradora.

Grito, pero el único sonido que sale es un ruido sordo.

Me quita hábilmente las bragas y trato de patear mis piernas, pero él las golpea, obligándome a permanecer en mi lugar. Su dedo recorre mis pliegues y cierro los ojos con vergüenza.

—Mmm. Sabía que estarías empapada, cari?o. ?Estabas fantaseando acerca de cómo había entrado por la ventana y desflorado este peque?o y apretado co?o?

Sacudo la cabeza, pero apenas puedo moverla debido a su fuerza bruta. Dios, no puedo creer que me esté excitando una emboscada.

Por Killian.

El psicópata Killian.

El monstruo Killian.

El depredador Killian, que me comerá viva y esparcirá mis huesos en ese lago de luciérnagas.

Con la falta de luz, su rostro es una enorme sombra que es capaz de devorarme en meros segundos.

—?Estás mojando mis dedos y todavía te atreves a mentirme? —Su voz se oscurece, convirtiéndose en uno con la noche—。 Tal vez detengas las mentiras cuando esté comiendo este co?o. No tendrás la oportunidad de mentir cuando tu sangre esté manchada por toda mi polla. Sin embargo, es posible que estés gritando, pero ?adivina qué? Nadie te escuchará.

Se coloca entre mis piernas y se ríe, el sonido es bajo y absolutamente aterrador.

—Mírate goteando sobre el colchón ante la promesa de ser desvirgada como una putita sucia en lugar de una virgen inocente. En el fondo, te gusta esto, ?no? Quieres verte obligada a perder el control. De esa manera, te consolaría el hecho de que no estuviste de acuerdo con esto. Es la forma en que tu mente asume que no eres tan retorcida y que en realidad fantaseas con esto. Aunque está bien. Seré tu villano, cari?o.

Mis ojos se abren. ?Cómo diablos sabe él acerca de esas fantasías? Ni siquiera hablé de ellas con mis amigas más cercanas, ni siquiera con mi terapeuta.

—Mmm. Estás apretándote contra mis dedos otra vez. Me gusta cuando estás cachonda por mí. —Su voz baja—。 Pero sólo por mí. Nadie verá esta versión erótica de ti. ?No es así, cari?o?

Me congelo cuando me doy cuenta de que, de hecho, me estoy deslizando hacia arriba y hacia abajo contra sus dedos, buscando un tipo prohibido de fricción.

No, no…

Cierro los ojos y respiro pesadamente, cantando internamente.

Esto es una pesadilla, solo una pesadilla, respira, inhala, exhala, no dejes que te consuma…

El peso que me ha estado atrapando desaparece lentamente y el olor a madera y ámbar también se desvanece.

Escucho un murmullo de voces, pero dejo escapar un suspiro. Es una pesadilla. Estoy bien.

Está bien.

—?Está realmente dormida? —La voz de Bran.

Arrugo la frente. No debería estar en mis pesadillas.

—Sí —susurra Cecily—。 Sabes, últimamente apenas duerme y sigue mirando a lo lejos o so?ando despierta o algo así. Se estaba poniendo muy mal hasta… bueno, tal vez hace unos días. Está constantemente mirando por encima del hombro, pero no está desconectada.

—He estado muy preocupada. No tienes idea —dice Ava.

—Baja el volumen o se despertará —susurra Cecily—。 Ya es un milagro que esté durmiendo.

—?Se lo están ocultando? —Bran suena un poco distante, un poco duro, no como el Bran que conozco.

—Sí, ten la seguridad de que ella no encontrará esa inmundicia.

Sus voces se entrelazan, se mezclan, se convierten en un eco, como un altavoz gigante desde muy lejos.

 54/186   Home Previous 52 53 54 55 56 57 Next End