Incluso sus ojos oscuros se han vuelto desolados, peores que cualquier tono que pueda imaginar.
En este momento, es nada menos que un depredador.
Un monstruo insensible y de sangre fría.
—P-por favor… —grazno, y resuena como una inquietante canción de fantasmas en la noche que nos rodea.
Ni siquiera puedo rezar para que algún transeúnte nos encuentre. Después de todo, Devlin eligió este lugar porque está aislado.
Devlin y yo elegimos este lugar.
?Quién pensó que experimentaríamos destinos tan diferentes pero trágicos en él?
—?Por favor? —arrastra la palabra, como si probara cómo suena en sus labios.
Trato de mover la cabeza, pero es imposible con su agarre en mi cuello.
—?Por favor usa tus labios o por favor usa tu co?o y tu culo? —Hace una pausa, luego me empuja hacia atrás hasta que mi mitad superior se inclina en dirección al acantilado—。 ?O por favor convertirte en una obra maestra?
Ruidos ahogados salen de mis labios, sonando más animales que humanos.
Es esa escalada otra vez, el recordatorio de que esto es un juego de poder y si sigo luchando, simplemente hará que esto sea más horrible de lo que puedo imaginar.
No importa cuánto luche, el extra?o inhumano parece no darse cuenta. De hecho, levanta un hombro como un maníaco, como un maldito criminal que no siente remordimiento alguno por sus crímenes.
—Si no eliges, lo haré por ti…
—Labios —me esfuerzo, insegura de cómo me las arreglo para pronunciar la palabra.
Ni siquiera estoy segura de cómo diablos sigo consciente, considerando el poder bruto con el que me está sujetando.
Es solo después de que la palabra sale de mi boca que lentamente alivia la fuerza bruta de sus dedos alrededor de mi cuello. Pero no me suelta y sigue aprisionando todo mi ser frente a él.
Inhalo una gran cantidad de aire, mis pulmones se llenan de oxígeno hasta el punto de sentirme quemada, atrapada en un estrangulamiento y apu?alada en el pecho.
Levanta una ceja poblada, pareciendo hermoso incluso, pero es el tipo de belleza que los asesinos en serie notorios usan para atraer a sus víctimas. Sinceramente, no me sorprendería si mata por deporte.
Y ese es definitivamente el pensamiento equivocado dadas las circunstancias.
Es una locura cómo a menudo he pensado en la muerte, pero cuando llega el momento, me aterroriza.
El extra?o del infierno desliza su pulgar contra mi labio superior, sensualmente, casi con amor, y es aún más aterrador. Porque por la forma en que se comportó y habló, estoy casi segura de que no hay un hueso gentil en su cuerpo.
—?Me dejarás meter mi polla entre estos labios y llenar tu garganta con mi semen?
Mi cuello se calienta ya que no estoy acostumbrada a que me hablen de esta manera, pero levanto la barbilla.
—No lo hago porque quiero. Lo hago porque me estás amenazando con algo peor. Si fuera por mí, nunca te hubiera dejado tocarme, bastardo enfermo.
—Menos mal que no depende de ti. —Aun manteniendo su mano alrededor de mi garganta, se desliza hacia abajo por la cremallera con la mano libre, el sonido es más espeluznante que el aplastamiento de las olas y el silbido del viento.
Cuando saca su pene, trato de voltear mi cabeza hacia el otro lado, pero su agarre en mi cuello me obliga a observar cada detalle.
Es grande y duro, y no quiero ni pensar en lo que lo puso tan duro.
Algo cálido presiona contra mis labios y los cierro con fuerza, frunciéndole el ce?o.
—Abre —ordena, su mano agarrando mi cabello, sin dejar lugar para la negociación.
Pero me aferro a la lucha en mí. A ese rayo de esperanza de que tal vez cambie de opinión y toda esta pesadilla termine.
Debería saberlo mejor.
Un monstruo no puede ser cambiado o descarrilado.
El único objetivo de un monstruo es destruir.
—Siempre puedo usar tu culo y tu co?o. En ese orden. Entonces, a menos que estés dispuesta a empapar mi pene con tu sangre y lamerlo, te sugiero que abras la boca. Me golpea en los labios con su polla y no tengo más remedio que aflojar la mandíbula.
Si no lo hago, no hay duda de que mantendrá su palabra sobre la otra opción y no estoy lista para saber hasta dónde llegará.
Hasta dónde escalará.
La punta de su pene se desliza a través de mis labios y mi estómago se retuerce en cortos intervalos. Me trago la repugnante necesidad de vomitar sobre él y sobre mí.