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God of Malice (Legacy of Gods #1)(9)

Author:Rina Kent

Una y otra vez.

Y más.

Coincidiendo con el sonido brutal de las olas aplastantes debajo.

Estoy mareada, mis dedos palpitan y mis piernas tiemblan. Me niego a pensar en lo que está pasando entre ellas.

No estoy tan jodida de la cabeza.

Justo cuando creo que nunca terminará, un sabor salado estalla en mi boca.

Mi reacción instintiva es escupirlo todo en su cara, así que trato de hacer precisamente eso. En el momento en que desliza su polla fuera de mi boca, escupo el semen sobre sus zapatos de dise?ador.

Respiraciones fuertes sacuden mi pecho e inhalo y exhalo en rápida sucesión, pero no rompo el contacto visual.

Lo miro mientras limpio el resto de su repugnante semen de mi boca.

Al principio, me mira con una expresión en blanco, pero poco después, una risa baja sale de sus labios y, por primera vez esta noche, la luz brilla en sus ojos. No es negro sobre negro esta vez.

Es pura luz sádica.

La luz de alguien tan complacido y saciado.

Suelta mi cabello y mete sus dedos medio y anular en mi boca. Me agarro de su mu?eca para no tropezar hacia atrás y aprovecha la oportunidad para untar el resto de su semen en mis labios.

Sus dedos me ahogan, invadiendo mi boca como si tuvieran todo el derecho de hacerlo, una y otra vez.

Y follando de nuevo.

Cuando parece lo suficientemente satisfecho, un destello me ciega.

Miro la cámara que cubre sus ojos.

?Este bastardo acaba de tomarme una foto en esta posición?

Sí. Sí, lo hizo.

Pero antes de que pueda intentar arrebatarle la cámara, saca los dedos de mi boca, luego los usa para colocarme el cabello detrás de las orejas y me da palmaditas en la parte superior de la cabeza.

—Jugaste muy bien, Glyndon.

Y luego, sin esfuerzo, me aparta del borde, se da la vuelta y se va.

Permanezco en un estado congelado, incapaz de entender todo lo que acaba de suceder.

Lo más importante de todo es, ?cómo diablos ese psicópata sabe mi nombre?

3

GLYNDON

No sé cómo conduzco a casa.

Definitivamente hay llanto y algo de visión borrosa mientras agarro el volante. Pero el sentimiento persistente es la necesidad constante de seguir los pasos de Devlin y pisar el acelerador hasta el acantilado más cercano.

Sacudo la cabeza.

Pensar en Devlin en la situación actual es el peor paso que puedo dar.

El mejor paso que tomo, sin embargo, es detenerme frente a una comisaría con la intención de denunciar lo que acaba de suceder.

Una cosa me impide abrir la puerta de mi auto. ?Qué pruebas tengo?

Además, prefiero morir a que mi familia luche en una guerra mediática por mi bien. Sí, papá y el abuelo, e incluso mi madre, probablemente destrozarían al extra?o y estarían dispuestos a luchar en todo tipo de guerras por mí si supieran.

Pero yo no soy como ellos.

No soy antagónica y estoy absolutamente segura de que no quiero que sean el centro de atención por mi culpa.

Simplemente no puedo hacer eso.

Y estoy tan condenadamente cansada. He estado cansada durante meses, y esto solo aumentará el peso que se ha posado sobre mis hombros.

Mamá se decepcionará mucho de mí si se entera de que su peque?a está encubriendo a un depredador. Ella me crio con el lema de mantener la cabeza en alto. Ella me crio para ser una mujer fuerte como ella y mi difunta abuela.

Pero no necesita saber sobre esto.

No es que lo esté encubriendo. No lo hago. No pondré ninguna excusa por él. No lo consideraré nada menos que lo que es.

Sin embargo, permanecerá enterrado entre yo y yo. Como todo lo relacionado con Devlin.

?Es tan importante la justicia? No cuando tengo que sacrificar mi tranquilidad por ello.

Ya he lidiado con muchas cosas por mi cuenta. ?Qué hay más para agregar a la lista?

Finalmente llego a la casa de mi familia con el alma apesadumbrada y el corazón destrozado. Los tonos azules del anochecer temprano comienzan a descender sobre la vasta propiedad cuando la enorme puerta se cierra detrás de mí. La puerta cruje con un sonido inquietante, y la niebla que se forma en la distancia no ayuda a disminuir la espeluznante escena.

Salgo de mi auto y me congelo, mirando detrás de mí. Los vellos de mi nuca se erizan y mis extremidades empiezan a temblar incontrolablemente.

?Qué pasaría si ese hijo de puta loco me siguiera hasta aquí?

?Y si le hace da?o a mi familia?

Si representa una amenaza para ellos, me volveré homicida. No hay duda de eso.

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