El puto Killian Carson me alcanza, por supuesto, y me pregunta casualmente: —?Por qué tienes prisa? ?No deberías disfrutar de nuestra segunda cita?
—?Segunda qué?
—Cita. Podría considerarse la tercera, pero tengo la sensación de que no piensas en ese primer encuentro en el acantilado como una cita.
—No me jodas.
—Así que eso hace que el lago de las luciérnagas sea nuestra primera cita y esta la segunda.
—Una cita ocurre en un restaurante o en un lugar divertido donde no me sentiría al límite cada segundo.
—?No son ese el tipo de citas a las que van las parejas aburridas que tienen que fingir orgasmos el uno para el otro? Además, te divertiste las dos veces. No intentes negarlo.
—Oh, sí, ser amenazada todo el tiempo es muy divertido.
—No tendría que hacerlo si no estuvieras actuando difícil, así que tal vez seas tú quien se está bloqueando para divertirse.
—No puedo creer esto. ?Entonces es mi culpa ahora?
—Yo no dije eso. —Sonríe—。 Tú lo hiciste.
La audacia de este bastardo está seriamente fuera de este mundo. Justo cuando estoy pensando en el mejor insulto que se me ocurre, llegamos a un claro. Un vasto terreno cubierto de hierba aparece a la vista y en la distancia se encuentra un peque?o edificio.
El edificio de seguridad al que si llegamos, ganamos.
Killian no parece concentrado en eso, y suprimo el sentimiento de desesperación mientras seguimos caminando a paso firme.
Estoy bastante segura de que puede oler cualquier cambio de emociones como un perro humano. El hecho de que no sienta emociones como el resto de nosotros no significa que no pueda reconocerlas o incluso entenderlas.
Si hay algo que he aprendido sobre Killian, es el hecho de que es un psicópata bien adaptado. Tiene un inmenso control de los impulsos y es calculador hasta la exageración.
Puede haber habido un momento en su pasado en el que perdió ese control como a veces le pasa a Lan, pero ambos pueden adaptarse muy bien a las circunstancias y fusionarse dentro de la sociedad como si pertenecieran.
Y cuanto más viven, más difícil es llegar al interior de su sólida burbuja. Es más imposible hacerles perder el control una vez que lo han dominado.
Como tienen el control constantemente, lo observan todo. Killian puede parecer distante, pero tiene habilidades de observación similares a las de un halcón. Nada se le escapa.
Así que hago todo lo posible por permanecer indiferente y desconectarme del sonido de los números eliminados que se anuncian a nuestro alrededor.
—?Quién es el due?o de este lugar? —pregunto, y hago un gran trabajo al sonar normal.
—Todos. Es un regalo del campus porque nuestros padres donan un montón de dinero a la institución.
—Supongo que el “todos” son ustedes, Jeremy, Nikolai y Gareth.
—Correcto.
—?Quién es el que está detrás de la quinta máscara?
—Nadie con quien debas preocuparte.
—?Siempre bailas alrededor del tema cuando no quieres responder la pregunta?
—Quizás.
—No es justo.
—La vida no es justa, ?por qué debería serlo yo?
Robo un vistazo al edificio frente a nosotros. Dos metros. No, probablemente uno y medio.
Killian se detiene, pero hago como que no me doy cuenta y sigo adelante. Sí, los miembros del grupo son monstruosos, a juzgar por lo que presencié hoy, pero ya no me asusto ni me escondo.
Si estoy en su círculo íntimo, podré averiguar qué le pasó a Devlin y…
Algo me toca el hombro y me congelo cuando el altavoz resuena a nuestro alrededor: —Número sesenta y nueve eliminado.
Me giro hacia atrás para mirar a Killian, quien acaba de tocarme con su bate.
—?Crees que no he descubierto lo que estás haciendo, conejito?
—?Por qué… tú… tú …?
—Respira profundo. —La diversión en su voz me enoja muchísimo—。 Eso es. No queremos que de alguna manera tengas un derrame cerebral cuando eres tan joven.
—?Por qué has esperado hasta ahora para eliminarme?
él levanta un hombro.
—Fue divertido verte tratando de distraerme y actuando como una aficionada en una película de espías de clase B. Deberías mirar tu adorable rostro. —Saca su teléfono de su bolsillo y toma una foto—。 Ahora, mantendré esta expresión conmigo para siempre.