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Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(148)

Author:Alex Mirez

Las llaves cayeron sobre la mano de Adrik, mano que me había tocado antes. él, con ojos apáticos, miró un momento por encima de mi hombro hacia el ba?o portátil. Luego me miró a mí. Una peque?ísima sonrisa ladina apareció en su cara. La odié. Odié esa sonrisa.

—Diviértete con tu novio —me dijo.

Dicho eso, se fue. Lo vi alejarse a buscar a Artie.

Oh, buen final para mí, ?no?

Sin amiga.

Odiada por el chico que en verdad me gustaba.

Dejada por el imbécil de mi falso novio.

Vista como una cobarde por mis compa?eros de plan para humillar a Aegan con la ruptura pública.

Resumen de la noche de la feria: había fracasado.

Ahora, ?qué haría?

30

Tarde o temprano ibas a caer, ?Jude?

La feria se fue vaciando poco a poco.

A las diez de la noche, quedaba poca gente en los puestos y en los juegos. Las risas eran escasas. Las ideas de irse a escondidas a los apartamentos ajenos se susurraban con picardía en muchos oídos. Aún había murmullos sobre Aleixandre e incluso varios vídeos de su beso con otro chico rondaban por los móviles, todos con su usuario de Instagram mencionado. También se comentaba la flatulencia de Aegan, y que Adrik estaba saliendo con ?la amiga de Jude?. Chismes, siempre chismes en Tagus.

Así que sí, la noche se había vuelto más fría, y, para mí, más triste. Aegan seguía en los ba?os, expulsando caca como un grifo expulsaba agua. Owen le había llevado más papel higiénico, pero después se había ido con Laila. A Kiana y Dash, bueno, los evité. Artie y Adrik… ya sabía dónde estaban, y por esa razón yo no quería volver al apartamento. No necesitaba escuchar lo que estaban haciendo, así que me quedé sentada en un banco, fumando un asqueroso cigarrillo que había comprado cerca de ahí.

Yo ni siquiera fumaba, pero fue en ese banco donde pasó lo más inesperado.

Regan Cash se sentó de pronto a mi lado. Despedía un aroma exquisito a lujos y a peligro. Sentí una corriente de temor por su presencia, la misma inquietud que experimenté al verlo por primera vez. Un peque?o impulso de salir corriendo de allí lo más rápido que podía y abandonar Tagus, la ciudad, el país y la galaxia me cosquilleó, pero me quedé quieta porque supe de inmediato que de lo que sucedería allí no lograría escapar ya.

Me dedicó esa sonrisa amplia y perfecta de empresario exitoso.

—Cuántas cosas han pasado esta noche —suspiró, encantado—。 Me alegra haber modificado todo el programa. Habría sido muy aburrido dejarlo tal como la rectora lo había hecho.

Lo miré con brusquedad.

?Había modificado el programa de la feria?

Entonces…

—Fuiste tú —salió de mi boca, atónita— el que humillaste a Aleixandre en la rueda de la fortuna.

Regan emitió una risa tan tranquila que dio miedo.

—Hay cosas que deben saberse —opinó sin más—。 Cosas que no deben ser secretos.

—Es tu hermano —le recordé, ce?uda—。 Lo que hiciste estuvo mal.

Ajeno a mi comentario, hizo un gesto como si repentinamente se hubiese acordado de algo.

—Lo siento, antes de hablar o de explicar algo me gustaría oír tu nombre primero, como debe ser. —Me ofreció su mano enmarcada por un enorme reloj plateado y varonil—。 Yo soy Regan Cash, ?y tú?

Más estupefacta y desconcertada que nunca, miré la mano y luego a él.

—?Qué? —logré emitir entre los latidos que me retumbaban en los oídos y en el pecho.

Como si no le hubiera preguntado nada en el más puro estado del ??No sé qué está pasando aquí, por favor, ayuda policía!?, la sonrisa no desapareció de su rostro y él no se inmutó.

—Quiero saber quién eres —dijo con el mismo tono falso y afable que habría usado un vendedor para hacer su mejor venta—。 Dime tu verdadero nombre.

Un frío de pánico me tensó cada músculo del cuerpo, pero aun así hice lo único que sabía hacer bien: buscar la vuelta al momento para salir ilesa.

—?Mi nombre real? Es Jude, Jude Derry, ya lo sabes. Nos conocimos hace unos días.