Home > Books > God of Malice (Legacy of Gods #1)(153)

God of Malice (Legacy of Gods #1)(153)

Author:Rina Kent

No creo que alguna vez disfrute esto con nadie más que con Killian.

Porque por mucho que odie admitirlo, confío en él. Le gusta lastimarme, pero no quiere romperme.

Siempre dijo que quería mi pelea, dominarme, sujetarme y salirse con la suya conmigo, pero también se excita conmigo disfrutando cada segundo.

Estoy a punto de correrme otra vez, lo siento. Puedo saborear el aire con cada inhalación y exhalación cortada. Mi cuerpo está en sintonía con el suyo, con la forma en que abre más mis piernas y desliza mi humedad desde donde estamos unidos hasta mi trasero.

—?Qué hacemos, cari?o? Creo que tu culo es el que se siente excluido ahora. No podemos dejar que se pierda la diversión, ?no?

Un ruido de placer es todo lo que puedo soltar, porque estoy a punto de caer de nuevo. Justo cuando estoy al límite, se retira.

Mi gemido de frustración hace eco en el aire y el bastardo tiene la audacia de reírse.

—No seas un conejito codicioso. También tenemos que darle un poco de amor a tu trasero.

Me pone a cuatro patas, pero yo sigo sosteniendo el lápiz sobre el papel. Mi núcleo se aprieta cuando separa mis nalgas y desliza dos dedos dentro. Me muerdo el labio, acostumbrada a este tipo de juegos cada vez que me folla. Solo que, ahora, agrega un tercer dedo y estira mi agujero trasero hasta que la sobrecarga de sensaciones me desgarra.

Su otra mano desliza mi excitación hacia mi trasero una y otra vez hasta que me retuerzo y sacudo mis caderas. Justo cuando creo que me correré por cómo me está estirando, sus dedos se han ido.

—Esto puede doler. —Su polla se desliza entre mis nalgas y se mete dentro de una sola vez.

Me tiro físicamente hacia adelante con un gemido, las lágrimas se derraman sobre mi boceto.

Son lágrimas de alivio, me doy cuenta. Definitivamente estoy rota, porque estoy completamente aliviada de que no se lo haya tomado con calma.

Y estoy llorando ahora por el dolor y la sensación de estar tan completamente a su merced que no puedo encontrar una salida.

—Shh, relájate. No me expulses. —Mueve las caderas y hace embestidas superficiales que vuelven a despertar mi anterior excitación. Muevo mis caderas, arqueando mi espalda—。 Eso, esa es mi maldita chica.

Encuentra su ritmo y golpea dentro de mí con una urgencia que me toca hasta los huesos. Cada fibra de mi ser está sintonizada con él, con su poder, con su pura fuerza.

Y no puedo escapar de él, me doy cuenta.

Lo peor es que no creo que quiera escapar.

Tal vez, en el fondo, nunca lo hice.

—Tu culo se siente tan bien como tu co?o, cari?o. ?Sientes cómo se traga mi polla? —Se desliza un poco, luego vuelve a entrar—。 Me perteneces. —Empuja—。 Este culo me pertenece. —Mete tres dedos en mi co?o—。 Este co?o también es mío. Agarra mi mandíbula y fuerza sus dedos índice y medio entre mis labios—。 Esta boca fue la primera en convertirse en mía. —Fuerza mi mandíbula hacia arriba con los dedos que le quedan para que me mire al espejo, luego tira de mí para que mi espalda choque contra su pecho y sus dientes muerden el lóbulo de mi oreja antes de murmurar palabras oscuras—。 La próxima vez que digas que lo que ofrezco no es suficiente, quiero que recuerdes esta vista. Quiero que recuerdes cómo cada parte de ti es jodidamente mía.

Estoy acabada.

No duro.

No puedo.

Me está llenando de una manera que nunca antes había sentido, y no solo físicamente. Estoy tan acabada en todos los demás niveles.

Y soy libre.

Lo miro en el espejo mientras el orgasmo me inunda.

Es más que un orgasmo. Es una fuerza demoledora y estoy siendo volada en pedazos por ella.

—Jodidamente hermosa —gru?e mientras me tira hacia abajo para que mi cara toque el suelo y me agarra por el pelo—。 Ahora, vas a ser muy buena conmigo para que pueda llenarte con mi semen, cari?o.

Y luego me folla una y otra vez hasta que no puedo soportarlo más, hasta que mis jadeos se vuelven inaudibles y mis gemidos se desvanecen en unos bajos.

Entonces es cuando se viene. Por todo mi trasero, luego lo unta en mis muslos y espalda y en todas partes que puede alcanzar.

Me está marcando, me doy cuenta. Cada parte de mí.

—Sabía que harías una obra maestra, conejito.

Miro hacia donde está se?alando a través de mi visión borrosa y mis ojos se abren cuando veo lo que he esbozado.