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God of Malice (Legacy of Gods #1)(161)

Author:Rina Kent

Mi mandíbula se aprieta.

—Fue cuando descubrimos por primera vez que él es como ella. Por supuesto que lo recuerdo.

—Solo tenía siete a?os, Ash.

—Y ya mostró las se?ales.

—Ese no es el punto. Nuestro hijo era muy peque?o y debimos mirarlo como si fuera un monstruo. —Me mira con un brillo antinatural en sus profundos ojos azules—。 Le dijo a Glyndon que desde entonces le tengo miedo. Nuestro bebé piensa que le he tenido miedo todo este tiempo, Ash. ?Qué vamos a hacer?

—Oye. —Me siento y la llevo conmigo y ella solloza, sus lágrimas empapando sus mejillas y mi pulgar mientras trato de limpiarlas—。 Está bien.

—No lo está. —Su voz se quiebra—。 No está bien que un ni?o de siete a?os piense que sus padres le tienen miedo. Y no está absolutamente bien que haya tenido ese pensamiento durante más de doce a?os. Así es como se produce un trauma.

—él no es susceptible a un trauma. Estás sintiendo estas emociones terribles, pero él no es capaz de procesarlas, Reina. No debes proyectar lo que sientes sobre él. No es igual.

—Pero es nuestro hijo y podríamos haberlo defraudado.

—Estás pensando demasiado en esto. Además, a él no le importa.

—Por supuesto que lo hace. Sé que quieres que no lo haga, y has estado tratando de demostrar que solo es un monstruo sin cualidades redentoras, pero eso no es cierto, Ash. Si no le importa, ?se aseguraría de responder mis mensajes de texto, llamarme regularmente y hablarme sobre su vida en el campus? Si no le importa, ?traería a su novia a conocernos?

—Es todo una fachada y un comportamiento aprendido. Está cien por ciento socializado y hace tiempo que perfeccionó el enga?o al mundo que lo rodea. Puedes negarte a verlo todo lo que quieras, pero eso no niega lo que él es.

—?Qué diablos se supone que significa lo que él es? él es nuestro hijo. Nuestra carne y sangre. No es un conejillo de indias ni un bicho raro, deja de analizarlo como si lo fuera.

—No cuando es propenso a perder el control en cualquier momento.

Se aleja de mí, sus delicadas cejas se arrugan con el ce?o fruncido, luego comienza a dejar la cama.

Agarro su mu?eca.

—?A dónde crees que vas?

—A cualquier lugar menos a tu lado hasta que dejes de hablar de nuestro hijo como si fuera un estudio de caso psicológico.

—No te vas a ningún lado. —Tiro de ella hacia abajo y jadea mientras vuelve a caer en mi abrazo—。 Puedes enojarte conmigo mientras me hablas.

Mi esposa resopla.

—Por favor, trata de verlo como algo más que un prejuicio sobre su tipo. Yo también fui herida, extremadamente, hasta el punto de la locura por ella, pero eso no significa que Kill sea como ella o que descargaría mi dolor en él.

Estoy a punto de aplacarla, solo para sacarla de este estado de ánimo, cuando un fuerte estruendo resuena en la habitación contigua a nuestra suite principal.

Reina se levanta de un salto, poniéndose la bata, y yo la sigo después de ponerme una camiseta.

Los dos salimos corriendo y nos detenemos en el pasillo cuando vuelve a sonar el bang.

Mi esposa y yo compartimos una mirada. Gareth.

Nos apresuramos a su habitación y, sorprendentemente, la puerta está abierta.

La escena que se reproduce frente a nosotros es sacada directamente de una película de terror. Reina coloca dos manos sobre su boca mientras lo que predije que eventualmente sucedería toma forma frente a nuestros ojos.

Killian sostiene a su hermano con un codo en la garganta, inmovilizándolo contra la pared. El sonido del golpe es cuando tira de él solo para golpearlo de nuevo.

La mirada salvaje en el rostro de Killian se parece a mis pesadillas más aterradoras y no se parece en nada a lo que he visto antes. Ni siquiera cuando rara vez lo sorprendían creando problemas en la escuela. Toda la luz de sus ojos, de la que Reina no se callaría, con la que nos obsequió durante esta visita se ha ido.

En su lugar, una completa tristeza cubre sus rasgos.

—No voy a preguntar de nuevo. ?Por qué le enviaste ese video? —A pesar de la oscuridad en sus rasgos, los sonidos de Killian son controlados, en su elemento, absolutamente en el límite.

Lo cual es una se?al de alerta, ya que él es del tipo que se calma más cuanto más se enfurece.

El tipo mortal de calma.

—Te dije que no te involucraras, ?no? Te dije que te mantuvieras al margen de mis asuntos si no querías que te cortara la jodida garganta, pero fuiste adelante y metiste tu estúpida nariz donde no pertenece.