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Save Us (Maxton Hall #3 )(19)

Author:Mona Kasten

Purgo mis labios en una línea estrecha. Aunque es maravilloso poder decirles la verdad a mis padres, me preocupa que tengamos una opinión 63

diferente sobre este asunto.

—Por favor, deja que James intente hablar con Cyril antes de hacer algo, te lo ruego.

Mia padres intercambian miradas.

—?Confías en él lo suficiente?— Mamá pregunta en voz baja.

—Después de todo, él tomó esas fotos.

Lucho contra mí misma. Por supuesto, mamá tiene razón.

Objetivamente hablando, no hay razón para que ponga mi futuro en sus manos.

—No es lo que piensas, mamá.— Inesperadamente, Ember se apresura a ayudarme. —James está realmente enamorado de ella. Nunca la lastimaría a propósito en su vida.

Me sonrojo hasta las orejas. Miro a mi hermana, y se encoge de hombros.

—Todo el mundo lo sabría después de un minuto en tu presencia.

— Mamá mira a papá, que todavía no parece feliz. Aguanto la respiración.

—Le daremos una semana.— Papá decide. —Y si no, entonces vamos a Lexington. Has trabajado demasiado duro en los últimos a?os para que tus esfuerzos los arruinen unas cuantas mentiras.— Su voz tiembla de rabia contenida, pero antes de que cualquiera de nosotros pueda comentar su decisión, agarra las ruedas de su silla de ruedas y sale de la cocina.

Mamá me da la mano.

—Gracias por contarnos todo.— Apenas puedo tragar mi saliva.

—Espero que me perdones por reaccionar así ayer. No tenía ni idea de cómo lidiar con todo esto.

—Lo sé.— Le doy un abrazo. —Está bien, mamá.

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Se levanta, se inclina y me besa en la cabeza y luego sigue a mi padre.

La sensación de alivio que me llenaba ahora mismo desaparece lentamente. Poco a poco, él toma su lugar. Pongo mi cabeza en el hombro de mi hermana. Me alisa suavemente el pelo.

—Al menos gracias a ti, no se supo que ayer no fui a la escuela.

—murmura.

Con el resto de mis fuerzas, le doy un codazo.

6

Pongo mi dedo en el botón de la campana, pero no puedo apretarlo. Me parece que mis mu?ecas están rodeadas de esposas invisibles y me impiden hacerlo.

Y no es la primera vez que me paro frente a la casa de Ruby. No es la primera vez que estoy nervioso por conocerla a ella y a sus padres. Pero después de los acontecimientos de las últimas veinticuatro horas, no tengo ni idea de lo que me espera en esta casa. ?Cómo se supone que voy a mirar a sus padres a los ojos, qué les voy decir? Me siento igual cuando pienso 65

en ella. ?Y si todavía no está preparada para perdonarme y me termina de nuevo?

Mi estómago se aprieta dolorosamente. Supongo que nunca he estado tan nervioso en mi vida como ahora. Pero tampoco puedo irme. Le dije a Ruby que no mencionaría que Lin me habría matado si, por acuerdo, no le hubiera dado las notas a Ruby.

Respiro profundamente, y luego me levanto y presiono el botón de la campana. Treinta segundos después, la puerta se abre lentamente. El padre de Ruby me mira con ojo duro e impenetrable. Su determinación me recuerda a Ruby.

Yo gru?o en voz alta. —Buenos días, Sr. Bell.

—James.— Asiente con la cabeza. Puedes ver enseguida que no está encantado de verme.

—Quería dejarle a Ruby los deberes y las notas de las clases en las que no estuvo hoy.— Como prueba, llevo un archivo de tarjetas.

Sólo pasando los segundos. El Sr. Bell me está midiendo sin decir una palabra. Yo sostengo su mirada como siempre trato de sostener la mirada de Ruby.

—Entra.— Por fin habla y se mueve con la silla de ruedas a un lado para que yo pueda entrar. Estoy en un estrecho pasillo donde, como en mi anterior visita, puedo ver las fotografías familiares en las paredes.

Si alguna vez tuviera una casa propia, me gustaría tener esas fotos también. Esta idea surge tan de repente que aparto la vista.

—?Ruby!— El Sr. Bell grita tan fuerte que me estremezco. —?Tienes una visita!

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Las escaleras chirrían silenciosamente cuando Ruby baja. Abre bien los ojos para verme.

—Hola—, digo en voz baja cuando se detiene frente a mí.

Sé que no es suficiente con decir hola. Desearía poder darle mucho más, pero no puedo. No mientras el Sr. Bell me esté mirando con un argus.

—James te trajo lecciones—, dice. —Ve a la sala de estar. Helen y yo acabamos de tomar una taza de té.

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