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God of Malice (Legacy of Gods #1)(125)

Author:Rina Kent

Hace que las mariposas vuelen mi estómago con el único propósito de desangrarme.

—?Glyndon! —grita Nikolai desde la piscina—。 Dime que trajiste tu traje de ba?o.

Camino hacia Killian.

—En realidad no lo hice.

—Está bien. Todos podemos ir desnudos. —Mueve las cejas.

—No si quieres que sea tu último show desnudo —le dice Killian con un tono oscuro.

—Se ha vuelto más aburrido que las prostitutas, lo juro. —Nikolai está a punto de salpicarlo, pero Gareth salta sobre él, ahogándolo bajo el agua, luego asiente en mi dirección.

Me he acostumbrado a estos tipos, aunque realmente me mantengo alejada cuando Nikolai está en su estado de ánimo asesino o cuando la voz de Jeremy cambia.

Pero no importa cuánto me acostumbre a ellos, siguen siendo Heathens y podrían y se volverían letales.

Una mano fuerte envuelve mi mu?eca y me derriba sobre una superficie dura. Lanzo un sonido de sorpresa cuando caigo en el regazo de Killian. Suelta mi mu?eca y envuelve una mano posesiva alrededor de mi cintura.

Una calidez que provoca escalofríos cubre mi piel. Es extra?o cómo alguien tan frío puede dar esta sensación de… paz.

—?Soy solo yo o llegaste temprano?

—Estaba cerca, así que pensé que vendría. —Vuelvo a mirar a los chicos—。 No sabía que participaría en un espectáculo de piscina.

Sus dedos inclinan mi barbilla y me hacen enfrentarlo.

—Mírame si no quieres estar en un ba?o de sangre en su lugar.

Trago saliva, las palabras anteriores de Cherry me apu?alan todas a la vez.

—Supongo que no es una amenaza vacía y en realidad estás contemplando el asesinato.

—Supones correctamente.

Una bola del tama?o de mi pu?o se acumula en mi garganta.

—?De verdad quieres matar?

Levanta una ceja.

—?De verdad quieres saber o me volverás a dejar si te digo lo que no quieres oír?

—Dijiste que no querías mentirme, así que no lo hagas. Puedo manejar tu verdadera naturaleza.

él entrecierra los ojos.

—?Quién eres y qué le has hecho a mi conejito moralmente tímido?

—Shh, actualmente está durmiendo. No la despiertes.

Se ríe, el sonido retumba contra mi costado.

Me armo de valor y continúo en un tono más sombrío:

—Sigo prefiriendo la verdad, no importa cuánto duela.

—La última vez que dijiste eso, te desapareciste.

—No sucederá esta vez.

—Claro que no lo harás o te castigaré el doble.

Mi núcleo se aprieta ante la mención de esa palabra y resisto el impulso de aclararme la garganta.

—?Así qué? ?Quieres matar?

—Más que nada. Quitarle la vida a alguien, sentir cómo sus últimos alientos se convierten en nada y luego cortarlos para ver dentro de ellos, es lo único que he deseado desde que tenía unos siete a?os.

Sus palabras pronunciadas en voz baja me impactan hasta la médula y deben mostrarse en mi rostro, porque sus ojos se oscurecen.

—?Ves? Estás disgustada.

—No —espeto.

—No me mientas, Glyndon. —Su voz baja a un rango aterrador—。 Parece que estás al borde de un ataque de pánico.

—Bueno, lamento no haber dado la reacción que querías. No me dicen algo así todos los días. —Inhalo profundamente, luego exhalo, obligándome a relajarme.

—Entonces corre, conejo. —Comienza a soltarme, sonando en blanco, aburrido, pero sé que no es más que el camuflaje de su rabia—。 No dejes que te atrape esta vez, porque te juro que, un castigo es un eufemismo de lo que te haré.

—No lo haré.

Hace una pausa.

—?Que acabas de decir?

—Dije que no correré. —Agarro su mano y la pongo de nuevo alrededor de mi cintura, regulando lentamente mi respiración—。 ?Estabas diciendo?

—?Qué diablos estás haciendo?

—Escuchándote. Quiero saber más acerca de por qué sientes la necesidad de matar.

—Está en mi naturaleza. No hay nada que explicar al respecto. —él acaricia la piel entre mi camiseta y mis pantalones cortos, enviando escalofríos por mi columna mientras parece un poco aturdido.