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God of Malice (Legacy of Gods #1)(173)

Author:Rina Kent

Los guardias de Jeremy y Nikolai son más leales que los perros ya que estuvieron con sus padres durante a?os. Esos dos están fuera.

Así que las personas más probables son las del club.

Y con quien Gareth se ha estado metiendo en la cama no es otra que la manipuladora y drogada Cherry.

Pudimos llenar los espacios en blanco después de eso.

Cherry empieza a llorar, le tiembla la barbilla y tiene los ojos rojos. Si me importara un carajo, casi se sentiría real.

Casi.

—Yo no quería —solloza—。 él… él me obligó a hacerlo. él sabe de mi adicción a las drogas y si no cooperaba, iba a decirle a papá, quien me encerraría en algún centro de rehabilitación. Juro que no sabía que había lastimado a Glyndon de esa manera. Lo juro.

Bostezo.

—Díselo a alguien a quien le importe.

—Gareth. —Ella agarra su brazo con desesperación sangrando en su voz, sabiendo muy bien que él es el único que podrá sacarla de esto. Seguramente no soy yo—。 No lo habría hecho si no hubiera tenido que hacerlo. Tienes que creerme.

él le quita la mano y la arroja lejos.

—Me usaste una vez. Nunca más.

—Gareth, por favor. Te amo.

—No, no lo haces —dice Gareth con una media sonrisa—。 Solo era un sustituto de Kill. Ni siquiera lo amas. Te encanta la idea de él y los sentimientos de grandiosidad que te da.

—Eso no es cierto, lo juro…

—Cierra la puta boca. Tus lloriqueos me están poniendo los nervios de punta y eso no juega a tu favor, Cherry. —Inclino mi cabeza—。 ?Sabes lo que harás? Me darás un nombre y un recuento de los hechos.

Se burla, todo el acto de ni?a lamentable se desvaneció.

—Me harás da?o de todos modos, así que ?por qué debería decírtelo?

—Al menos eres lo suficientemente inteligente para darte cuenta de eso. Mantén esa energía y dime lo que quiero. Hay una gran diferencia entre ser enviado a rehabilitación y ser enviado a un lugar desconocido, digamos bajo tierra, donde lentamente pero seguro te volverás loca y comenzarás a comer tu propia mierda. Ah, y me aseguraré de que no haya guardias a los que puedas seducir.

Sus labios tiemblan, una fea expresión se apodera de su rostro.

—?Por qué ella y no yo? Yo llegué primero, te tuve a ti primero.

—No lo sé. Probablemente la cara. La de ella es mejor que la tuya, incluso cuando está magullado. Y la voz de Glyndon es la más dulce que he escuchado. ?Sabes qué? Todo. Ella tiene el aura de una reina, mientras que tú siempre serás una humilde campesina, Cherry. Cuando te miraba en el pasado, solía sentir indiferencia, pero ahora tengo la necesidad de aplastarte el maldito cráneo, así que dime lo que quiero antes de que empiece a actuar sobre esos sentimientos.

Le toma unos momentos de lucha inútil antes de exponer toda la situación. Desde cómo se acercó a Gareth y se confabuló para ser aceptada en los Heathens hasta cómo ayudó a su hermano a recibir una invitación por segunda vez. Obviamente, él fue quien me disparó con esa flecha, y ella trató de detenerlo.

También me cuenta sobre los mensajes de texto amenazantes que él le envió a Glyndon todo este tiempo para mantenerla al límite.

Su diarrea verbal sigue y sigue sobre cómo su hermano solía controlarla y bla, jodidamente, bla.

Luego menciona el nombre que me hace ver aún más rojo que antes. Devlin Starlight.

El supuestamente muerto Devlin. Sabía que ese hijo de puta no era del tipo que se suicidaría. Tenía demasiada energía destructiva para encajar en un concepto de autolesión para acabar con su vida.

No me sorprende fácilmente, si es que alguna vez lo hizo, pero lo estaba cuando escuché la noticia de su muerte. Por eso visitaba constantemente ese acantilado solo para ver esa muerte de cerca.

Conocí a un puto ángel en su lugar.

Ahora que sé de sus acciones, asumo que su plan todo el tiempo fue hacer que me interesara en Glyndon. La forma en que hablaba de su “mejor amiga” estaba llena de los adjetivos correctos.

Inocente, protegida, una princesa.

O lo último que mencionó.

A veces se siente como alguien que espera ser arruinada.

Le voy a joder la vida, no solo por pensar que podía manipularme sino también por atreverse a poner sus sucias manos sobre lo que es mío.