—No te deseo. —Sacudo la cabeza una y otra vez, retrocediendo—。 Yo no lo hago. Me rehúso. No lo haré.
—Mírate siendo adorable. —Tanto la oscuridad como la diversión atan su tono—。 ?No te dije que tu nerviosismo me excita? Agreguemos también tu negación.
Mi mirada se dirige automáticamente a sus pantalones y casi me ahogo al ver la tienda de campa?a que se abulta contra el material.
—No, Killian.
—Mmm. Realmente amo el sonido de mi nombre en tu dulce vocecita.
Sigo retrocediendo, pero él iguala mis pasos con despreocupados.
—?Te detendrías si te lo suplico?
—No.
—?Si grito?
—Solo lo amortiguaré.
—?Si te golpeo?
—Simplemente me cabreará y mis acciones se volverán drásticas. Altamente no recomendado.
Mis zapatos golpean una roca y grito cuando tropiezo, pero él me agarra del codo y me mantiene erguida.
—Deja de actuar como si no lo quisieras, Glyn. Todo el dramatismo está empezando a ponerme molesto.
—Por favor —susurro.
—La mendicidad tiene la importancia de una mosca para mí.
—Entonces, ?qué es importante para ti?
—?En este momento? Tú y tu co?o virgen.
Quiero gritar, tanto de frustración como de ira, ante mi reacción a sus palabras. ?Cómo puedo desear a alguien que odio? ?Alguien que, sin ninguna duda, me asusta?
Y en el fondo, sé que no se detendrá hasta que tome mi virginidad. Es una conquista, y él es un verdadero depredador.
Uno sin límites.
Tomando una respiración profunda, elijo otro enfoque.
—?Qué pasa si te digo que necesito más tiempo?
—Mmm. —Su dedo golpea el costado de mi codo—。 ?Crees que no sé lo que estás haciendo? Te estás demorando para tener más tiempo para encontrar una solución para deshacerte de mí, pero te lo digo ahora mismo, no va a funcionar.
—Solo… quiero más tiempo, por favor.
Sus ojos brillan con molestia, probablemente demasiado acostumbrado a obtener lo que quiere solo para que le digan que no, y estoy casi segura de que me inclinará y me follará de todos modos, pero suelta mi codo.
—Ya que lo pediste amablemente, bien.
—?De verdad?
—?Quieres que cambie de opinión?
—No. —Sonrío—。 Gracias.
—?Ves? Puedo ser agradable.
Bufo, luego resoplo y susurro:
—Amable, mi trasero.
—Escuché eso.
Sonrío en un intento de espantar la situación.
—?Por qué haces todo esto?
—?Todo esto?
—Ser parte de los Heathens, cazar gente. Todo esto.
—?Por qué lo preguntas?
A pesar de mis intentos de que no suceda, mi cuerpo se relaja.
—Sigues persiguiéndome, pero no sé nada de ti aparte de que eres un Heathen y eres estudiante de medicina.
Un destello de luz brilla en sus ojos.
—?Has estado preguntando por mí, bebé?
—No tenía que hacerlo. Annika no deja de hablar una vez que tiene un tema de discusión.
—Pero escuchaste. —Su tono de regodeo me molesta.
—?Y?
—Pensé que no estabas interesada.
Obviamente me siento atraída por él de maneras que no puedo entender, pero será un día frío en el infierno antes de que lo admita.
—O tal vez simplemente no estás interesada en admitirlo en voz alta. —Su postura se vuelve indiferente mientras parece divertirse.
—?Vas a responder a mi pregunta?
—?Sobre qué?
—?No se supone que los estudiantes de medicina deben protegerse las manos? Sin embargo, peleas, cazas y haces todo tipo de jodidas cosas que podrían lastimarte.
Levanta las manos y las estudia bajo la luz tenebrosa como si fuera la primera vez que las ve.
—El mundo está pintado de diferentes colores, dependiendo del ángulo desde el que lo mires. Cada ideal individual puede volverse monstruosa cuando se lleva al límite. Soy los límites. Soy los bordes de los que se les advierte a los humanos que se mantengan alejados, pero que de todos modos se sienten atraídos, porque es muy diferente de lo que conocen. Y como estoy permanentemente al límite, necesito estímulos constantes para seguir funcionando. Pelear, cazar y ser un médico en ciernes son esos estímulos.