—?Cuándo aparecerá tu chica?
Ya con los platos repartidos, Aleixandre se sentó para comer.
—En la fiesta, no te preocupes —respondió, muy tranquilo—。 Ah, tenemos que probarnos los trajes hoy.
—Pasaré en cuanto tenga un rato libre —dijo Aegan.
Las miradas de ambos recayeron en Adrik. Este ni siquiera los miró. Mientras masticaba beicon, dijo con tono apático:
—Tengo cosas que hacer.
Aegan lo observó, ce?udo.
—?Como qué?
—Como arrancarme la piel centímetro a centímetro con una hoja de afeitar —dijo con indiferencia—, lo cual sería mejor que ir a probarme un traje que sé que me quedará bien, pero que, si no me queda bien, me da lo mismo.
Para finalizar, se levantó y se fue.
A Aegan le chocó la contestación; fue obvio. A mí me causó cierta diversión, por lo que tuve que reprimir la risa.
Pensé que Aegan diría algo, pero se sacudió las manos, cerró el portátil, soltó un ?Nos vemos más tarde? y también se fue. ?No íbamos a ir juntos a clase? Bueno, supuse que no.
—?Siempre ha sido así de intenso? —me atreví a preguntar a Aleixandre.
—Nuestra madre nos contó una vez que Aegan ya era intenso cuando estaba en el útero. —Se echó a reír—。 Le daba muchas patadas. Cuando nació, lloraba todo el tiempo para fastidiar y llamar la atención.
Eso tenía todo el sentido. De hecho, si lo analizaba, Aegan no había cambiado mucho. La diferencia estaba en que ahora su llanto eran las órdenes que repartía y el útero que pateaba para fastidiar era el mundo entero.
—Te da órdenes para que te ocupes de todo, ?eh? —mencioné—。 ?No te molesta?
—Soy el único con la suficiente paciencia para hacer este tipo de cosas —contestó, encogiéndose de hombros—。 Y Aegan es así. A ti debe gustarte demasiado para soportarlo.
Me fascinaba, me encantaba Aegan. De hecho, me encantaba como para verlo asarse sobre una hoguera mientras gritaba de agonía hasta que la piel se le chamuscara y…
—Creo que incluso me estoy enamorando —dije, a?adiéndole un toque de bobita ilusionada.
Era mentira, obvio, pero era divertido hacerme la tonta.
—Eso podría terminar mal, Jude… —opinó, casi como un consejo.
—?Qué? ?No crees que Aegan pueda enamorarse de mí? —pregunté con cierta inquietud, como si de verdad temiera oír la respuesta.
La sonrisa de Aleixandre fue un poco… misteriosa, de las que decían algo, pero al mismo tiempo no. Me intrigó.
—No lo sé —terminó por encogerse de hombros—。 Depende de cuántas veces se pueda enamorar uno en la vida.
?Lo decía por… Eli?
?Acaso Aegan se había enamorado de ella?
Aleixandre empezó a abrocharse la camisa. Diría que iba al gimnasio muy poco, quizá solo para asegurarse de no perder músculo. Me permití mirarlo mientras comía. Entonces él pasó sus dedos por el borde del bóxer como si quisiera reacomodárselo. Apenas la tela se alzó un poco, vi algo. En la línea de las caderas que solía parecer una uve, se asomaba algo…
—?Qué es eso? —pregunté de golpe, se?alando el lugar.
Aleixandre bajó la mirada y con su pulgar apartó unos centímetros el borde del bóxer. Era una peque?a ?M? tatuada en tinta negra.
—Me lo hice a los dieciséis, ?te gusta? —respondió, y me miró con sus ojos dulces, pero al mismo tiempo pícaros y divertidos.
—?Qué significa?
—Lo que quieras —contestó con un aire juguetón.
No explicó más y no pregunté, pero me quedó la curiosidad. ??M? de qué?
Apenas Aleixandre fue a buscar sus zapatos, me giré hacia Artie. Lo cierto era que no necesitaba estar peleada con ella. El enojo era para los Cash, no para nosotras. Quería decírselo, pero para mí era un poco difícil este asunto de la amistad. ?Ya dije que nunca había tenido algo así como una amiga? Artie era la chica con la que había convivido durante más tiempo. Además, no me convenía hacer más enemigos, y ella conocía mi plan contra Aegan. Tenía que mantenerla de mi lado.