—Nunca imaginé que precisamente tú podrías hacer algo así —le confesé—。 Siempre eres tan serio y parece que lo odias todo…
él chasqueó la lengua.
—Tuve que tomarme varios tragos antes, pero ya ves, hasta el más serio tiene su momento de locura.
Continuamos compartiendo la botella. Y no sé si lo sabes, pero cuando compartes una botella con alguien se forma una especie de peque?o vínculo amistoso. No lo digo yo, lo dice la ciencia alcoholística.
Tenía que aprovechar las ventajas que me daba ese vínculo mientras durara.
—Necesito preguntarte algo —dije de pronto.
Adrik bebió otro trago y se limpió la boca con el dorso de la mano.
—Suelta.
—?Por qué eres tan duro con Artie?
—No soy duro con ella —aseguró él con una nota de fastidio—。 Simplemente no me gusta, y no quiero darle pie o que piense que sí.
—Pero…
—Yo fui a tu apartamento aquel día para darte los libros —interrumpió—。 Y Aegan y tú decidieron que esa noche saldríamos los cuatro. A partir de ahí, fue él quien quiso juntarla conmigo. En ningún momento acepté. ?O recuerdas algún instante en que lo haya hecho?
No, no lo recordaba aceptando nada.
Bebió otro trago. Sonaba bastante normal, pero era obvio que respondía a mis preguntas porque estaba medio ebrio.
—Mira, Aegan, Aleixandre y yo solo compartimos dos cosas: el apellido y la sangre, porque no somos iguales en nada —dijo, e incluso sonó agrio, como si le molestara mucho ese tema—。 Que el mundo entero piense que sí es justo por lo que Aegan se esfuerza. él quiere que seamos una copia suya.
Yisus, ?era cierto lo que oía?
Una chispa de entusiasmo y curiosidad se encendió en mí. Aquello era como atravesar una de las barreras del silencioso, reservado y serio Adrik Cash.
—Y tú no quieres parecerte a él —asumí en un tono de ?Anda, cuéntame más?.
él emitió una risa ácida.
—Me amputaría un testículo primero. —Dio un trago largo y luego se relamió los finos labios—。 No sé por qué te digo todo esto, sabiendo que en cuanto puedas irás a contárselo a todos.
Le arranqué la botella de la mano y bebí. Después le dije con una nota de disgusto:
—?Crees que yo, que he sido humillada por Aegan más de lo que querría admitir, iré a decirle a todos que eres el único Cash que se acaba de tomar la molestia de ser sincero conmigo? Más bien debería darte las gracias.
Tuve la ligera sospecha de que Adrik sonrió.
—Bueno, no eres tan tonta —admitió.
—Ay, gracias, no serlo tanto es muchísimo mejor que serlo del todo —repliqué, entornando los ojos.
—Me refiero a que me di cuenta de lo que eras capaz el día que te sentaste en aquella mesa y retaste a Aegan —agregó, de nuevo, asombrándome. Dudó unos segundos, pero luego a?adió—: Fue interesante. Lo mejoraste en el comedor cuando le dijiste que no querías salir con él. Pensé que tenías cerebro hasta que los empecé a ver juntos.
De acuerdo, hacerme la estúpida delante de él acababa de dejar de ser divertido porque se había dado cuenta de que en realidad no lo era.
—No sé qué es peor, que nunca hables o que empieces a soltarlo todo —resoplé, y le quité la botella cuando él acabó de beber—。 Lamento decepcionarte entonces, idiota.
—Para decepcionar está la gente.
Eché la cabeza hacia atrás y la giré para mirarlo. Me asombré a mí misma al admitir que me agradaban las opiniones de Adrik. Eran realistas.
—?Hay al menos una cosa que nos guste al uno del otro? —No supe por qué pregunté eso.
Adrik también echó la cabeza hacia atrás y me miró. Sentí el peso de esos ojos parecidos a la nostalgia. Tenía una sonrisa escasa.
—Dímelo tú.
—Bueno, sabes dejarme callada, y eso es bastante difícil —confesé. Fue como: ?Oh, nooo, acabo de entrar en la fase de sinceridad, y ya no puedo parar?—: Tienes unos argumentos muy buenos.
—Uno debe nacer con algún talento —contestó, y alzó la botella como si fuera un brindis.