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Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(124)

Author:Alex Mirez

En cuanto a terminar con Aegan públicamente como esperaban Dash, Kiana y Artie, finalmente no lo haría. Confiaba en que la revelación de los vídeos sería tan impactante que bastaría con que yo, su inocente y nada sospechosa novia, dijera: ?Creo que esto es suficiente humillación para él, chicos. Está acabado?.

?Qué tal? Abrupto, pero podría funcionar.

Ese día salí del apartamento porque teníamos que reunirnos con Aegan para ayudarle con los preparativos de la feria, como nos había pedido. Aunque, para ser sincera, lo único que yo quería en ese momento era comer helado y hundirme en mi absoluta miseria porque no podía olvidar la discusión con Adrik.

—Deberías hacerlo, Jude. Harías que me sintiera orgullosa de ti.

—Cállate, estúpida conciencia.

—Uy, qué genio…

—?Que te calles ya!

—Oh, vale, conciencia fuera.

No, no podía hacer nada de eso. Tampoco debía pensar más en Adrik. Era mejor que me detestara porque jamás podríamos ?estar juntos? por razones muy obvias: yo quería destrozar a su hermano, y eso significaba destrozar su apellido de paso, lo que al mismo tiempo le afectaba a él. Al final también le haría un da?o irremediable. Esa peque?a parte me hacía sentir algo confusa, pero traté de ignorar mis emociones.

No tardé en llegar en bicicleta. El área de eventos de Tagus abarcaba varias hectáreas y varias estructuras: anfiteatro, salón audiovisual, salón de conferencias y salón de fiestas. Sin embargo, en el centro de todo, al aire libre, había una tarima parecida a las que ponían en los conciertos, y era allí donde estaba todo el jaleo. Había muchas cosas por todos lados: telas, cajas, amplificadores, mesas, sillas, estructuras de feria, carritos sin montar. La gente iba de un lado a otro decorando y colocando las cosas para que el homenaje que se haría el viernes resultara asombroso.

Busqué a Artie entre la gente. La encontré con Laila. Ambas tenían la pinta de chicas universitarias centradas en la organización de los eventos: short de mezclilla, camiseta con el logo de Tagus, zapatillas deportivas y coleta alta. Estaban mirando algo que pasaba a pocos metros.

Al acercarme no tuve que preguntarles de qué se trataba, porque la voz de Aegan se escuchó desde donde estábamos.

—?Si lo voy a decir yo, debe tener mi sello! —soltó en voz alta y autoritaria.

No estaba muy lejos de nosotras y hablaba con Aleixandre y la rectora de Tagus, una mujer de cuarenta y tantos a?os con el cabello muy liso y siempre peinado hacia atrás como una tiesa cortina. Su aire era rígido, aunque no daba miedo, más bien inspiraba respeto.

Pero… Aegan no respetaba a nadie. Su postura ante la rectora era de ?estoy a punto de explotar?. En las manos sostenía un par de hojas que debían de ser el discurso, y tenía el ce?o fruncido y ese aire que dejaba claro que usaría todas sus influencias, capaces de cambiarle el nombre y el himno a cualquier país, para salirse con la suya.

—Ese es mi novio, ahí está, comportándose como su naturaleza le exige —dije al acercarme a las chicas.

Laila soltó una risilla.

—Lleva así todo el rato —dijo Artie, entornando los ojos—。 Quiere modificar el discurso, pero la rectora dice que siempre hay uno establecido.

Aegan estaba defendiendo su causa con bastante intensidad. A su lado, Aleixandre parecía preocupado. Se rascaba la nuca y alternaba la mirada entre su hermano y la rectora como si temiera que las cosas empeoraran. Parecía que la rectora se lo estaba tomando con bastante paciencia, obviamente porque se trataba de los Cash. Un secretito: me había enterado por Dash (Dash siempre con sus chismes) de que daba un trato especial a los hermanos Cash.

—Pero ?por qué hemos de repetir cada a?o lo mismo? —escuché que se quejaba Aegan—。 No hay honestidad en estas palabras. —Golpeó las hojas con el dorso de su mano—。 Puedo escribir algo mejor en tres segundos.

La rectora tomó aire. Tenía las manos enlazadas sobre su vientre.

—Se?or Cash, usted es un miembro muy importante para la comunidad estudiantil —comenzó a decir con un tono maduro y sereno, tan tranquilo que rozaba lo manso e inferior—。 No dudamos de sus capacidades y nos honra que participe en los eventos de la institución porque da una muy buena imagen que motiva al resto, pero el discurso se ha dicho tal cual fue escrito desde la fundación y…