Y me dio miedo volver a encontrarlo. Descubrí que no temía tanto la crueldad de Aegan o el peligro que representaba saber el secreto de la muerte de Eli como que Adrik me odiara sin conocer la verdad.
—Puedes romper con él —me dijo de forma inesperada. Luego se?aló en dirección al pasillo por donde se volvía a la zona de la piscina—。 Si es verdad lo que dices, ve a buscarlo y pon fin a vuestra relación. Yo te estaré esperando, y no me importará una mierda lo que diga él, Aleixandre o el resto. Si lo haces, te creeré.
Me quedé con la boca entreabierta. Quise decir algo, pero no me salió más que un carraspeo de estupefacción. Algo helado me recorrió el cuerpo, una sensación horrible. ?Estaba oyendo bien? ?Adrik me estaba pidiendo que eligiera?
Sí, quería que eligiera entre él y Aegan.
—?Qué? —emití en un aliento.
—No voy a pelear con él por ti —me aclaró. Sus ojos, fijos en los míos, me confirmaron que hablaba en serio—。 Así que tú decides, pero hazlo ya.
—Adrik, no… —intenté explicarle, pero me interrumpió:
—Yo no habría hecho nada de lo que hice si hubiera sabido que seguían juntos. Por mucho que me gustes, me habría controlado. Pero lo hice, y significó algo.
Se acercó a mí. Yo continuaba inmóvil, pero de todos modos su cercanía envió una ráfaga de sensaciones a mi cuerpo, una corriente potente. Me pregunté si sería muy ridículo e inmaduro lanzarme sobre él y olvidarlo todo. Me pregunté también en qué punto estábamos ahora. Parecía… el fin de algo.
No quise que siguiera hablando. Quise retroceder unos minutos y no haberlo ido a buscar para no tener esa discusión.
—Eso es injusto —negué con la cabeza.
—Lo injusto es que pasó algo entre nosotros y que sigue pasando algo en este momento, pero no puedo hacer nada porque Aegan es tu novio —corrigió. Todavía emanaba furia. No había bajado el nivel de su ira y menos la frialdad y la inflexibilidad en su tono, pero ante mi falta de respuesta y mi cara de aflicción a?adió—: Jude, te veo delante de mí y solo quiero darte la espalda e irme lejos, pero al mismo tiempo también quiero pedirte que nos vayamos juntos a otro lugar y arreglemos esto de alguna manera.
Creí que iba a colapsar de tristeza, emoción y furia hacia mí misma. Odié que me mostrara que todavía tenía más partes de él por descubrir, y quise decirle que sí, que nos fuéramos lejos, pero no podía… Mierda, no podía.
—No es tan fácil, Adrik… —negué, tratando de ser realista—。 Habría problemas porque primero estuve con él y luego contigo…
—Buscaré la forma de arreglar eso —me interrumpió, intentando que viera el otro lado—。 Pero tienes que elegir. Suena egoísta, sí, pero es que no quiero estar contigo a sus espaldas.
Esa habría sido una decisión fácil si yo no hubiera sido una… imbécil. Habría elegido a Adrik sin pensármelo ni un segundo. A pesar de lo que estaba pasando, él se estaba sincerando conmigo, admitía que entre nosotros había una chispa, que ambos nos gustábamos. Era más maduro, más transparente cuando no quería ser un tipo oscuro. Pero lo que él en realidad me estaba pidiendo era que eligiera entre él y mi plan.
Eso era Aegan para mí, solo un plan.
El problema era que el plan ya no era un simple plan. Dentro de mí crepitaba un fuego que exigía venganza. Un fuego alrededor del que luego nos sentaremos a hablar tú y yo, lector. Así que por más que me gustara Adrik, por más que me lastimaran sus palabras, lo que sentía no era tan profundo todavía y era el momento perfecto para evitar que creciera. él me ofrecía estar juntos, pero eso significaba probar primero si lo nuestro funcionaba y ver qué sucedía después.
?Y si no sucedía nada? ?Y si después de acostarnos se esfumaba lo que nos atraía al uno del otro? No era seguro que fuéramos a enamorarnos o que nuestra relación fuera a salir bien.
Lo único seguro que tenía eran las pruebas que me permitían destruir a Aegan.