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Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(128)

Author:Alex Mirez

Miré de reojo a Artie y a Laila, ambas observaban a Regan con total fascinación. Me preparé para darle las gracias, pero apenas pude abrir la boca…

—Sí, ?verdad? Pues aún estuvo más preciosa en mi cama esa noche —tajó Aegan, y entonces me tiró del brazo y, sin permitirnos decir algo más o despedirnos, me arrastró con él.

Le permití al menos tener una salida triunfal. Vamos, ya había quedado en ridículo al ser reemplazado para dar el discurso. Pero cuando estuvimos lo suficientemente lejos, me zafé de él de mala gana.

Lo analicé un momento. Su rostro se había contraído. Estaba molesto, asqueado; nada que ver con cómo se mostraba tras una discusión con Adrik o Aleixandre. Eso era más complejo…

—?Tienes una mu?eca que se parezca a mí a la que te hayas llevado a la cama de verdad? —inquirí con falsa incredulidad y con toda la intención de molestarlo mientras le seguía el paso en dirección al auto.

Sus zancadas eran furiosas mientras buscaba la llave del coche en los bolsillos.

—Cállate —me ordenó, y de repente se detuvo en seco. Se giró hacia mí y casi chocamos. Di un paso atrás, confundida. Me apuntó con el dedo—。 Ten mucho cuidado con Regan. Ni siquiera le hables.

La advertencia sonó bastante genuina y amenazadora.

—?Cómo voy a hacerlo? Al parecer mi vida sexual contigo es tan asombrosa que me borra la memoria —repliqué con todo mi esplendoroso sarcasmo.

Aegan mantuvo su expresión grave.

—Al margen, Jude —se limitó a dejarme claro en tono amenazador.

Nuevo descubrimiento: lo único capaz de alterar a Aegan Cash era su hermano mayor, Regan.

—Pero es tu hermano, no entiendo por qué…

—Ese… —me interrumpió con rapidez. Pensó algún adjetivo, pero quizá le pareció que revelaría demasiado porque se lo tragó y decidió decir—: Ese individuo no es mi hermano.

Tal vez no. O tal vez sí.

Lo único seguro: Regan había llegado para iniciar un caos que luego nadie sabría cómo detener.

25

Nada de arrepentimientos

24 horas para la feria

Y todavía no estaba segura de cómo reproducir los vídeos en la pantalla de la tarima.

Además, estaba un poco inquieta y nerviosa. Vamos, seguía siendo humana. Una humana con un plan malvado, pero humana al fin y al cabo.

Así que, estando en la biblioteca principal, pero solo haciendo garabatos en mi cuaderno, porque era incapaz de concentrarme, me sorprendió cuando los altavoces de Tagus se activaron. De pronto un anuncio resonó en cada edificio y cada salón:

?Todos los estudiantes que en este momento estén libres, por favor, vayan al auditorio. Se va a llevar a cabo una charla/conferencia por parte del equipo de dirección para informar de los procesos de selección y superación académica de este a?o. La participación será calificada?.

?Participación calificada? ?Nos iban a dar puntos por asistir a una conferencia? No había más que decir. Cogí mis cosas y salí de la biblioteca. En el pasillo me topé con un denso flujo de estudiantes porque a todos se les había ocurrido aprovechar los puntos adicionales. Llegamos en manada al auditorio.

En las enormes puertas de entrada habían situado a un par de estudiantes con unos formularios de asistencia que debíamos firmar antes de entrar. Dentro, el lugar tenía forma de cuenco y el escenario era inmenso. Tenía un telón rojo que ahora estaba apartado. Había una pantalla de proyección al fondo de la tarima de madera. A un lado había un podio para quien hablara, y detrás de él, una fila de asientos en donde estaban ubicándose un par de profesores.

Estaba buscando un buen sitio cuando vi que un brazo se agitó entre las filas de sillas. Era Artie, que me había guardado un asiento junto a ella, Kiana y Dash. Me apresuré a llegar hasta ellos, disculpándome con unos y otros a medida que atravesaba el gentío. Al final me dejé caer en la silla. Quedé entre Kiana y Dash.

—?Qué ha pasado? —les pregunté, girando la cabeza hacia ambos.

—Hay que esperar unos minutos a que terminen de arreglar el sonido para que empiecen —me respondió él con algo de fastidio. Después me echó una mirada entornada y curiosa—。 ?Tú qué? Tienes una caaara… —enfatizó, haciéndome entender que no me veía bien.