Home > Books > Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(130)

Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(130)

Author:Alex Mirez

Decidí que me quedaría donde estaba para afrontar el juicio social, porque asumí que sería silencioso y se limitaría a miradas y cuchicheos, pero subestimé al alumnado de Tagus. Subestimé el terreno liderado por Aegan. Uno podía creer que, como eran jóvenes universitarios, se comportarían, pero la maldad no respeta edad ni condición, se?ores; lo comprobé en cuanto oí:

—?Qué zorra!

Lo había gritado una chica con burla y crueldad desde algún lugar del auditorio. Yo me quedé en mi sitio, atónita. El insulto se oyó por encima de las demás voces, y entonces las cosas se descontrolaron.

—?Ya se te veía la cara, Jude! —gritó otra chica desde algún asiento.

—?Yo quiero un rato así contigo si no le va a molestar a Aegan! —soltó un chico, y a continuación hubo risas crueles y lascivas.

—Pero ?si es feísima! —vociferó otra chica, y por ese comentario estallaron algunas carcajadas.

—??Eso te lo ense?ó tu madre, la sidosa?! —gritó un chico desde alguna de las filas de adelante.

Eso último me atravesó como una espada. El asombro desapareció y dio paso a una furia que me despertó unas terribles ganas de levantarme, arrancar la silla del suelo y lanzársela a quien le cayera; pero también me sentí ofendida, atacada de una manera tan nueva que no supe si una actitud defensiva me daría una mejor posición o lo empeoraría todo.

De todos modos, sucedió algo que también me impresionó:

—?Yo te puedo partir la cara, imbécil! —gritó de repente Kiana, quien se acababa de levantar del asiento y ofrecía el pu?o a cualquier parte.

—??Tienes un ejército de putas, Jude?! —se burló alguien por encima de las risas y las voces.

Kiana se levantó, furiosa, y empezó a discutir. Al mismo tiempo, los demás también gritaron insultos y burlas. Mientras, desde la tarima, la profesora soltaba órdenes que eran ignoradas. Todo se convirtió en un caos de gritos, risas, burlas, chicos y chicas disfrutando del revuelo con divertida malicia…

Y entonces Artie se levantó de su asiento y salió corriendo del auditorio.

Algo me dijo: ?Ve tras ella. Es la única que puede ayudarte y acaba de ver algo grave?.

Me levanté de la silla y avancé a paso rápido por el pasillo entre las filas de asientos. Jamás una salida me había parecido tan eterna. Me sentí como Cersei Lannister de Juego de Tronos cuando la condenaron a caminar desnuda en el paseo de la vergüenza. Incluso yendo completamente vestida, me sentí expuesta. Solo les faltó arrojarme basura y sillas para mejorar la escena. Mientras avanzaba, iban gritándome todo tipo de insultos, y cada uno de ellos me llenó de una furia imposible de explicar.

Detuve a Artie una vez estuvimos fuera. Cuando se giró hacia mí, estaba muy enfadada. Enfadada a un nivel que no le había creído poder alcanzar.

—?No me gustan, los odio! ?Soy la persona ideal para destruirlos! —me soltó imitándome con voz ridícula, claramente haciendo referencia a las cosas que una vez dije sobre los Cash—。 ?Y pasó eso?

Bien.

?Qué ibas a decir, Jude?

Nada, te agarraron, puerca.

—Fue el incienso, no sabía lo que estaba haciendo —me defendí (al menos esa parte era cierta)。

Le valió caca eso, y me miró con los ojos entornados y cargados de enojo y contrariedad. Era una expresión dura, la misma que le dedicabas a un desconocido.

—En verdad no me lo esperaba de ti, Jude —admitió, negando con la cabeza. La voz fue seca—。 Me creí todo lo que dijiste sobre que tenías un plan para humillarlos…

Quise dejárselo claro:

—Que sucediera eso con Adrik no cambia nada de lo que pienso hacer.

—?Lo cambia todo! —exclamó con una obviedad colérica—。 ?Crees que no me doy cuenta? Estás dudando, y eso es lo que ellos siempre consiguen: que dudes hasta de ti misma.

Quise rebatirle, pero, maldita sea, tenía razón. Me sentí avergonzada incluso de que mis dudas se notaran, y un poco enojada conmigo mismo porque era cierto que algo había cambiado, y eso no era bueno, no era nada bueno.

—Pienso hacer lo que planeamos para ma?ana —aseguré, a pesar de mi propia inquietud—。 Será mejor de lo que creíste que sería porque…