Hasta conocía a su familia. Ni siquiera podía imaginar todo lo que eso pudo haberme ayudado en mi investigación, todo lo que ella pudo haberme contado.
Bueno, yo no era la más adecuada para echarle en cara nada, ya que también ocultaba cosas. Tal vez por eso no tenía intención de discutir con ella, solo que haberme contado la historia de forma incorrecta había sido muy peligroso.
—Sabes más de Eli de lo que me dijiste. —Negué con la cabeza, un poco decepcionada—。 Además, no puedo creer que teniendo este secreto me hayas reprochado ayer que me hubiera enrollado con Adrik. Me hiciste sentir culpable cuando tú cometiste el mismo error.
Artie emitió una risa amarga, nada divertida.
—Me enfadé por eso mismo —confesó—。 Cometer mi mismo error puede hacer que pasen cosas como lo de Eli. ?Ya te dije que alrededor de los Cash pasan cosas malas!
—Ah, pero tú estás con un Cash ahora… —le recordé, se?alando a Adrik con un movimiento de cabeza.
él nos miraba desde lo lejos, intrigado, pero quieto. Si se atrevía a interrumpirnos, le daría una patada en la rodilla.
Las cejas de Artie se arquearon, abrumadas. Dio un paso adelante y susurró como un secreto horrible:
—Me siento culpable de su desaparición. No saber dónde está me atormenta.
Ah, por esa razón andaba tan asustada siempre. Temía que alguien la conectara con la desaparición. Sentía el peso de la culpa.
De todas formas, yo ya no le podría consolar como amiga porque, después de que el vídeo de Aegan se transmitiera en las pantallas y todos supieran la verdad, solo me quedaría una cosa que hacer: desaparecer.
Sí, como Eli. Me iría de Tagus, porque tenía la leve sospecha de que Aegan lo sabría. Aegan descubriría que yo era la responsable del vídeo y tendría que salir de su radar de influencia si no quería sufrir las consecuencias de haber atacado la reputación de su apellido. Así que nada de amistades. Lo vivido allí quedaría atrás. Era mejor acabarlo todo en ese instante y luego concentrarme en mi objetivo.
Para eso había ido Tagus.
Ya falta poco para que lo entiendas mejor, lector.
—No tenemos nada de que hablar ahora, Artie —dije para poner punto final a la conversación y a nuestra ?amistad?—。 Nada.
Iba a decirme algo, pero de pronto Adrik (en un plan de caballero de cita perfecta que no sabía que podía ejecutar) se acercó a ver si todo estaba bien con, bueno, Artie. No conmigo. De hecho, me ignoró. Estúpido, mis sentimientos, idiota.
Ella le dijo que sí estaba todo bien, disimulando su estado nervioso y afectado por nuestras palabras.
Yo quise apartarme, pero de pronto los altavoces de la feria anunciaron a todo el mundo con la voz de Dash/Tood, que estaba con un micrófono junto a la rueda de la fortuna:
—?Durante los veinte minutos que faltan para escuchar el discurso honorífico tradicional, haremos un juego en la rueda de la fortuna! ?Acérquense todos! ?Traigan esas nalgas para acá!
La gente comenzó a acercarse. Miré la hora en mi móvil. Faltaba poco. En unos minutos iría a darle la USB a Lander, ya que la tarima estaba cerca.
Mientras, por alguna razón, miré la rueda de la fortuna, algo oscura en la parte más alta. No estaba llena, muchos puestos habían quedado vacíos y era un poco difícil diferenciar las caras de las personas que estaban en la cima. Además, según la siguiente información de los altavoces, la rueda estaba parada para que la gente pudiera admirar el panorama, besarse, tocarse y todas esas cosas impuras.
Hum, alguien en la cima, en uno de los asientos, me resultó conocido, pero no estuve segura de quién era…
A mi alrededor, Tood empezó a llamar a los fotógrafos y a soltar chistes sexuales y sarcásticos. Al cabo de unos segundos, el lujurioso ornitorrinco reunió a bastantes personas en torno a ese espacio de la rueda de la fortuna, que comenzó a verse por las pantallas de la feria para entretener a la gente. La música seguía sonando desde la tarima, pero aun así la voz de Dash era bastante audible, animada y motivadora.
—?Si no han conseguido un premio en los juegos, relajen la pelvis, porque conmigo tendrán la oportunidad de ganar algo especial! —anunció a través del micrófono mientras se meneaba dentro de su enorme traje. La gente se movió interesada—。 ?Qué hay que hacer? Pues besarse. —Un coro de silbidos y vítores pícaros y entusiasmados estallaron a mi alrededor. Tood saltó de emoción—。 Sí, no los estoy enga?ando. ?Tengo un premio para la pareja que se dé el mejor beso en la cima de la rueda de la fortuna! Así que, a ver, ?quién va a meter esas lenguas hasta el fondo?