Solté una risa rara, incómoda.
—?Por qué en ese dedo?
—Para que se lo muestres al mundo y digas: ?Jódanse todos, soy la novia de Aegan Cash? —respondió él sin más, pero con mucho entusiasmo como si esperara que yo en verdad hiciera algo así.
—No puedo usarlo —me negué, inquieta e indecisa.
—?Por qué no? Eres mi chica… Puedo regalarte cosas mejores, pero elegí este anillo porque sé que no te gusta lo extravagante.
?Y desde cuándo él sabía qué me gustaba y qué no? ?Desde cuándo me hacía regalos y me llamaba ?su chica??
Caí en la cuenta de que los demás en la mesa nos estaban mirando con unas sonrisas de fascinación, como si la escena fuera lo más romántico y genial que habían presenciado en su vida. Volví a mirar el anillo, pero no sentí la misma alegría que el resto. Algo agrio me sacudió el estómago. No estaba bien, aquello no estaba bien, pero debía disimular.
—Gracias —logré decirle a Aegan, dedicándole una media sonrisa—。 Tienes buen gusto para estas cosas.
—Tengo buen gusto para todo —alardeó él, como acostumbraba hacer. Luego acercó una mano a mi rostro y me pellizcó la mejilla en un gesto que odié—。 ?Estás más guapa o son cosas mías? —me preguntó, juguetón.
Claro que Aegan no podía dejar de ser odiosamente sarcástico ni por un minuto.
—Son cosas tuyas —le espeté—。 Ahora, si me disculpas, tengo que ir a orinar.
él soltó una risa y se puso a hablar con los demás sobre las cosas para la feria. Salí de la zona de la piscina, bajé las escaleras, pero no llegué hasta el ba?o. Atravesé los pasillos del club tan abrumada que el lugar me pareció a un enorme y complejo laberinto. Durante un momento tuve que detenerme y apoyarme en una pared. Inhalé hondo y miré el anillo con espanto.
Esa ?A? no era de Aegan. Para mí, esa ?A? era de ?Ahora estás liándolo todo, Jude?, y ese nunca fue el objetivo. Esa ?A? debía de ser de ??Acaso sabes lo que va a pasar si sigues por el camino que vas? Si sigues besándote con Adrik, sintiendo la necesidad de ir a buscarlo para comprobar que todo está bien (que era lo que me había impulsado a llegar ahí), confundida por lo que debía hacer el día de la feria…?.
No tuve que esforzarme demasiado en buscar. De pronto, de una de las habitaciones salió Adrik. Se había cambiado de ropa, ahora llevaba puesto el pantalón y las botas que usaba para ir al establo. Su cara y todo su ser transmitían amargura y algo de enfado.
—Adrik —lo llamé, pero él pasó junto a mí y me ignoró.
No lo dejé irse. Más rápida que él, me coloqué frente a él para detenerlo.
—Adrik, te estoy hablando.
—Quítate —me exigió, y sin esperar a que yo me moviera, me apartó de su camino con un leve empujón.
—??Qué demonios crees que haces?! —solté, y le di un manotazo en la espalda apenas pasó por delante de mí.
Entonces se giró en un arranque furioso.
—??Qué crees tú que haces?! —rebatió. Su voz era afilada, fuerte, capaz de herir—。 ?A qué demonios estás jugando, Jude?
—No estoy jugando a nada —me defendí con el mismo tono que él—。 Eres tú el que te has ido de la reunión de forma muy extra?a.
—Ah, disculpa, ?es que tenía que haberme quedado para ver cómo Aegan te metía la lengua hasta el fondo de la boca? —bufó con los dientes apretados.
Eso no me lo había esperado. ?Acaso era…? ?Tal vez…? ?Era un arranque de celos de Adrik Cash? ?En serio?
—Pero ?qué rayos te pasa? —me quejé, mirándolo con mucha extra?eza—。 Pensé que tenías claro cómo son las cosas.
Dio un paso adelante con la mandíbula tensa. Su rostro estaba dominado por una expresión de ira que nada tenía que ver con su amargura habitual. Parecía un Adrik endemoniado, capaz de despedazar el mundo con una mano.
—?Podrías decirme cómo son las cosas, Jude? —exigió con fuerza—。 Dime cómo demonios son porque parece que las interpreté de otra forma.