The Seven Year Slip(7)
La mayoría de los otros altos mandos, incluido Reginald Strauss, tenían fotos de sus familias, las vacaciones que tomaron, recuerdos, en sus paredes y sobre sus escritorios. La oficina de Rhonda estaba llena de fotos con celebridades en presentaciones de libros y eventos de alfombra roja, y los premios a los logros apilaban sus estantes donde deberían estar los regalos de sus nietos. Era muy evidente lo que eligió, la vida que decidió vivir, y cada vez que entraba a su oficina me imaginaba sentada en su silla naranja, habiendo vivido una vida así también.
De repente, la puerta de cristal de su oficina se abrió y Rhonda Adder, con todo su glamour, entró en la habitación.
—?Ah, Clementine! Feliz viernes, como siempre —anunció alegremente, luciendo afilada como un cuchillo con un traje pantalón negro y tacones con estampado floral, su bob gris de corte despuntado apartado de su cara con un clip.
Cada vez que Rhonda entraba en una habitación, la ordenaba de la manera que yo quería. Todas las cabezas se volvieron. Todas las conversaciones se detuvieron.
Rhonda Adder era tan brillante como magnética: directora de marketing y publicidad, y coeditora, había comenzado en una modesta empresa de relaciones públicas en el SoHo, truncando rumores sensacionalistas y atendiendo llamadas de vendedores telefónicos, y ahora planificaba y coordinaba campa?as de libros para algunos de los nombres más importantes del negocio. Ella era un ícono entre los amantes de los libros, la persona que todos querían ser. La persona que quería ser. Alguien que tuviera su vida en orden. Alguien que tuviera un plan, metas y conociera las herramientas exactas que necesitaba para implementarlas.
—Feliz viernes, Rhonda. Lamento haber tomado un almuerzo largo —dije rápidamente.
Ella agitó la mano.
—Está perfectamente bien. Te vi manejando el peque?o problema del aeropuerto de Adair Lynn.
—Realmente está teniendo la peor suerte en esta gira.
—Tendremos que enviarle algunas flores una vez que llegue a casa. —Abrió un cajón y sacó una bolsa de almendras cubiertas de chocolate.
—Servirá. Puse un gasto de almuerzo en la cuenta —agregué, dejando el recibo y la tarjeta de crédito sobre el escritorio. Ella los miró a ambos y arqueó una ceja—。 Drew busca un autor para un proyecto de no ficción.
—Ah. ?Almendra? —Me ofreció el bolso.
—Gracias. —Saqué una, me senté en la silla chirriante frente a ella y la actualicé sobre los acontecimientos de la tarde: las entrevistas de podcast reservadas, los itinerarios revisados, los eventos de librería recién confirmados. Rhonda y yo trabajamos como una máquina bien engrasada. Había una razón por la que todos decían que yo era su segunda al mando y esperaba ser su sucesora algún día. Todos pensaron que lo sería.
Rhonda guardó sus almendras y se volvió hacia su computadora cuando comencé a levantarme, nuestra reunión terminó, hasta que dijo:
—Vi que rescindiste tu solicitud de vacaciones al final del verano. ?Hay una razón?
—Oh eso. —Intenté parecer serena mientras me alisaba la parte delantera de mi blusa arrugada. Al final del verano, mi tía y yo siempre hacíamos nuestro viaje anual al extranjero: Portugal un verano, Espa?a el siguiente, India, Tailandia, Japón, mi pasaporte estaba repleto de todos los lugares en los que habíamos estado juntas a lo largo de los a?os. Me había tomado exactamente la misma semana libre cada agosto desde que me uní a Strauss & Adder, así que, por supuesto, Rhonda se daría cuenta cuando decidiera no ir—。 Decidí que tal vez sería mejor pasar mi tiempo aquí, así que no voy a ir.
Nunca más.
Ella me dio una mirada extra?a.
—Estás bromeando. Clementine, no te has tomado ni un día libre en todo el a?o.
—?Qué puedo decir? Amo mi trabajo. —Entonces sonreí porque era verdad. Amaba mi trabajo y era una buena distracción… todo, y si seguía concentrándome en las cosas que tenía delante, el dolor no me alcanzaría a las dos de la ma?ana como quería.
—A mí también me encanta mi trabajo y aun así este a?o me fui de vacaciones a las Maldivas. Tuve un gran masaje allí. Puedo darte el número de mi chico si terminas yendo.
Oh, sí, porque podía permitírmelo. Bueno, tal vez ahora que soy due?a del departamento de mi tía, podría hacerlo. Puse una sonrisa forzada en mi rostro.
—Estoy bien, de verdad, y además, Boston in the Fall se estrena esa semana, y ya sabes, ese autor es muy quisquilloso. Prefiero tratar con él que hacer que Juliette se encargue de…
—?Clementine? —ella interrumpió—。 Tómate tus malditas vacaciones acumuladas. Para eso las tienes.
—Pero…
—Se rechaza la solicitud para rescindir tu solicitud.
—Aunque ya no me iré de vacaciones —dije, tratando de no entrar en pánico—。 ?Reembolsé mis boletos!
Me miró por encima de sus gafas de montura roja.
—Entonces tienes dos meses para decidir qué más quieres hacer. La mitad de nuestra colección son guías de viaje; pide prestada una. Estoy segura de que te inspirarás. Después de todo, necesitarás unas vacaciones.