The Seven Year Slip(70)
—?Era la chef que conocí la semana pasada? —pregunté, recordando a la ayudante que me dijo que abandonara la cocina.
—Iona Samuels —respondió con un movimiento de cabeza—。 Una de las mejores chefs que tengo. Todavía no lo sabe, pero va a ser la jefa de cocina del Branch cuando yo me vaya. No puedo imaginar el restaurante en mejores manos.
—?Es agridulce? ?Dejar un lugar en el que has estado los últimos siete a?os?
Se encogió de hombros.
—Un poco, pero es bueno para mi marca y mi carrera. —Era agradable ver que su vida se desarrollaba exactamente como él quería. No importaba lo que yo pensara de su brillante vida.
Yo estaba en tan poco, después de todo.
—He trabajado tanto —continuó—, que realmente no puedo parar ahora. Realmente no quiero.
—Has construido algo increíble. Apuesto a que tu abuelo está orgulloso.
Dudó y dio otro largo trago de cerveza.
—Falleció, en realidad.
Sentí como si me hubieran sacado el viento de un pu?etazo.
—Oh… oh, lo siento mucho.
Sacudió la cabeza.
—Está bien, de verdad. Han pasado casi siete a?os. Falleció justo después de… —Se detuvo, y dijo en su lugar—: Unos días después de conseguir mi propio apartamento.
Así que después de irse de casa de mi tía. Después del verano. Tan pronto, sin embargo, después de que consiguió su trabajo. Su abuelo ni siquiera llegó a verlo convertirse en el chef que era hoy. Era injusto, de verdad. No sabía cómo consolarlo, ni siquiera si quería consuelo. Después de todo, habían pasado siete a?os… y él parecía poder hablar de su abuelo mucho mejor que yo de mi tía. Al final, me limité a decirle: —Mira todo lo que has hecho. Estás a punto de abrir tu propio restaurante. Le has hecho sentirse orgulloso.
—Sí —aceptó, aunque no había ego en su voz. Solo había… ?un cansancio? Sí, sonaba cansado—。 Y he renunciado a muchas cosas para estar aquí. Relaciones, amistades, otras oportunidades profesionales… el único camino es hacia arriba.
Le di un último bocado a la fajita de pollo, estudiándolo bajo las luces de la calle.
—?Te arrepientes?
—Si dijera que sí —contestó, con aire pensativo—, ?le haría un flaco favor al yo del pasado que so?aba con llegar hasta aquí? Probablemente. —Pero entonces una lenta sonrisa se dibujó en sus labios, melosa y tímida—。 Aunque es bueno que no lo haga. Pero… —Vaciló—。 Lamento no haber estado allí. Por ti —a?adió—。 Cuando tu tía murió. Lo lamento.
Se me formó un nudo en la garganta. Miré hacia otro lado. A cualquier otra parte.
—Está bien —dije brevemente—。 Estoy bien.
—No —murmuró, estudiando mi cara, y supe que parecía un poco perdida, un poco rota—, no lo estás.
—?Por qué no viniste a buscarme, entonces? —pregunté bruscamente—。 ?Durante los últimos siete a?os?
Con la cara desencajada, dejó el plato en el banco y empezó a limpiarse las manos. Imaginé que estaba pensando en la mejor manera de decirme que no le importaba, que si hubiera querido podría haberlo hecho, pero se limitó a plantar una mano entre nosotros, se apoyó en ella mientras se acercaba y susurró: —?Me habrías creído, Lemon?
Capítulo 28
Tiempo bien empleado
—Yo… no entiendo lo que quieres decir —confesé.
Suspiró y volvió a reclinarse, mirando alrededor del parque, hacia un grupo de jóvenes que hacían fotos bajo el arco.
—Entonces permíteme situar la escena. Hace siete a?os. Tienes… ?cuántos, veintidós? Te encuentro y soy un extra?o, ?verdad? Porque no me conocerás hasta dentro de siete a?os.
Sus palabras me tomaron desprevenida y casi me atraganto con la cerveza al intentar dar otro sorbo. ??Qué ha dicho antes??
—?Creo que fue un poco más largo para mí? ?Sabes, entonces? Que…
—Sí —contestó brevemente—。 Sí, sí lo fue.
No estaba segura de qué era más chocante: la constatación de que había pensado en venir a buscarme o el hecho de que en algún momento de las próximas semanas, antes de que se mudara del apartamento de mi tía, le contaría la verdad. Me senté un poco más erguida al darme cuenta.
—Entonces vuelvo, ?no? ?Al apartamento en tu época?
Se concentró en una farola.
—No me acuerdo.
Estudié su cara durante un largo rato, tratando de ver si podía decir si estaba mintiendo, la forma de su boca, una incertidumbre en sus ojos, pero no traicionó nada, ni siquiera cuando me sorprendió mirándolo fijamente, y me devolvió la mirada.
—No me acuerdo, Lemon —insistió, y yo aparté rápidamente la mirada.
??Sucede algo?? quise preguntar. ?Algo tan terrible que ni siquiera podía contármelo? Intenté hacer memoria y recordar aquel verano de hacía siete a?os, cuando me fui de juerga con mi tía sin avisar. Fue la primera y única vez que mi tía y yo nos escapamos durante meses, cargando el celular en cafeterías y durmiendo en albergues. Al a?o siguiente, yo trabajaba en Strauss & Adder, así que todos los a?os planeábamos un viaje al final del verano. Nos reuníamos en el Met el día de mi cumplea?os, maletas en mano, y nos sentábamos a visitar a Van Gogh durante un rato, para luego partir hacia lugares desconocidos.