The Seven Year Slip(69)



Esta era la parte de él que temía que hubiera desaparecido, pero se había limitado a educarla y mantenerla oculta para los amigos que no revelarían su secreto.

—?Por qué sonríes? ?He dicho algo gracioso? —preguntó de repente, soltando las manos.

—No, lo siento, es que me perdí en esto. —Y le hice un gesto.

—?Te aburro con comida? —preguntó.

Sacudí la cabeza.

—Que te apasione.

Una mirada conflictiva cruzó sus cejas.

—Siempre me apasiona.

??Por qué no lo muestras más a menudo, entonces?? quise preguntar, pero me pareció un poco descortés. Además, siete a?os lo convertían casi en un extra?o, así que ?quién era yo para decir algo, de todos modos?

—Lo sé, es que… lo echaba de menos. En los —hice un gesto distraído con la mano— siete a?os. Fue mucho tiempo.

—Ah. —James asintió con la cabeza, esbozando una sonrisa un poco torcida, y me dolió la parte hueca del pecho, la parte esculpida por la pena. Me dolía por algo cálido. Por algo bueno. Por algo que tal vez, solo tal vez, pudiera quedarse. Una sonrisa y una historia agridulce con tarta de limón.

Y yo estaba en problemas esta noche, porque le devolví la sonrisa.

—Creo que fue un poco más largo para mí —dijo por fin.

Mis ojos se abrieron de par en par.

De repente, mi teléfono zumbó, y rápidamente aparté la mirada de él y lo saqué del bolso, esperando que fuera alguno de mis autores varado en otro aeropuerto u hotel de convenciones. Eran Fiona y Drew. Mierda, se me había olvidado enviarle un mensaje a Drew para decirle que… ?qué, había salido a cenar con nuestro posible cliente?

Puede que no.

???TIERRA A CLEMENTINE!!! Fiona envió un mensaje de texto, junto con un montón de emojis que yo esperaba que significaran que estaba preocupada y no a punto de asesinarme.

?Te han asesinado? preguntó Drew. ?Tenemos que presentar un informe policial?

CLEMENTINE SEGUNDO NOMBRE WEST EST?S VIVA, a?adió Fiona. M?NDAME TU NOMBRE.

Quería mucho a mis amigas. También deseaba que no hubieran arruinado el momento.

Preguntó James, un poco preocupado:

—?Va todo bien?

—Ah, sí. Tengo que contestar a esto. —Si no, mis amigas podrían denunciar mi desaparición—。 Mis amigas. Son un poco…

—No digas más —respondió levantando las manos—。 Ya tengo la comida. Puedes buscarnos un asiento, si quieres.

—Claro, gracias. —Y salí rápidamente del camión de comida, lo que quizá fue lo mejor, porque estaba entrando en demasiado calor de pie a su lado, y él estaba demasiado guapo, y ése era el tipo de línea que no iba a cruzar. Me dirigí a los bancos de piedra frente al arco de Washington Square y me senté a esperar.

Fiona siguió con:

Bien, quizás no respondas los mensajes. SI ERES EL ASESINO, VAMOS POR TI, COLEGA.

Drew a?adió:

S?, QUE TE JODAN.

TU DILES NENA

Las dos tienen que calmarse, escribí por fin, echando un vistazo al camión de comida. Miguel le estaba diciendo algo a James, que parecía tímido, frotándose la nuca. Quería grabar esa imagen en la memoria, enmarcarla en mi cabeza: las luces de la calle brillando sobre su pelo, las sombras azules y moradas sobre su cara. Yo, no por primera vez esta noche, sentí que mis dedos se crispaban con la idea de pintarlo con colores vivos, para capturar el momento. Para que durara para siempre.

Inmediatamente, Fiona envió un mensaje de texto: ?Santo cielo, está viva! NENA, EST? VIVA.

ALALUYA, a?adió Drew.

Después, * ALELUYE

Entonces, ** ALALUYAGAKJA Una sonrisa se dibujó en mis labios. Drew, ?no se supone que eres editora?, le pregunté.

Drew frunció el ce?o.

Fiona dijo: Claramente nunca tuvo que piratear Limewire de Rufus Wainwright.

Creo que acabo de envejecer diez a?os al leer ese mensaje, respondí, luego les dije que había salido a cenar con un amigo que había conocido en la acera —no era del todo mentira, supuse— y guardé el teléfono mientras James se acercaba con nuestra comida y dos Coronas bajo el brazo. Tomé las cervezas cuando se sentó y él las abrió en un lado de los bancos.

—Por la buena comida —dijo, entregándome la mía.

—Y buena compa?ía —respondí, y brindamos juntos, y yo me conformé con pintar esta noche de verano en mi cabeza. La noche era una mezcla de neblina azul noche y púrpura, motas de perla y rosas chillones y brillantes que solo yo podía ver, metáforas de cómo me sentía.

La noche era cálida, la cerveza estaba fría y la compa?ía era, de hecho, perfecta. La gente paseaba bajo el arco, riendo entre sí, y el parque hacía que el cielo se viera tan amplio que casi podía ver las estrellas. Charlamos mientras comíamos. Me preguntó por mi trabajo y yo le pregunté por el suyo. El nuevo restaurante que estaba abriendo le ocupaba la mayor parte de su tiempo, así que su ayudante de cocina en Olive Branch estaba haciendo mucho del trabajo pesado, y se sentía mal por ello.

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