The Seven Year Slip(89)



Juliette dijo, con un saludo:

—?Nos comportaremos lo mejor posible! Aunque puede que alguien tenga que decirme qué tenedor usar si hay más de uno…

Pasé mis brazos por los de Drew y Fiona y les dije:

—No se preocupen, yo también me equivocaré.

Y juntas abrimos la pesada puerta de madera y entramos.

Durante el trayecto me imaginé cómo sería su restaurante, quizá como aquel del que hablaba mientras comía fideos fríos. Largas mesas familiares y paredes de color rojo carmesí, cómodas y cálidas, con las sillas de cuero desgastadas. Las paredes estarían decoradas por artistas locales y las lámparas serían una amalgama de apliques y candelabros.

Una mesa reservada para una mujer que conoció durante unos lejanos fines de semana en un recuerdo lejano.

?Reservaré para ti cada noche la mejor mesa de la casa?, recuerdo que me dijo.

Una conversación que estaba segura de que había olvidado, a pesar de que guardaba la misma guía de viajes en el bolso cuando entramos en su restaurante.

Era luminoso —fue lo primero que noté—, casi impecable, con mesas de mármol blanco pulido y apliques blanquecinos con un ligero matiz azul. Las sillas eran taburetes en el mejor de los casos, el techo desnudo hasta las nuevas tuberías plateadas, a medio camino entre un almacén y unos grandes almacenes a medio terminar. Parecía un lugar en el que, si cometías un error, estaba en un pedestal a la vista de todos. Se me encogió un poco el corazón porque éste no era en absoluto el sue?o de Iwan.

Era de James.

La recepcionista reconoció rápidamente a Drew por una foto de su portapapeles y nos condujo a una mesa especial. Ya había otras caras conocidas: Benji y su prometida, Parker y su mujer, y otros dos redactores que habían asistido a la clase de cocina. Nos sentamos en una de las mesas más grandes, las sillas eran incómodas y frías, y yo me sentía tan fuera de lugar que me picaba la piel.

?Finge que perteneces a este lugar hasta que lo hagas?, pensé para mis adentros.

—Este sitio es tan elegante —dijo Fiona cuando nuestro camarero nos trajo los menús, que eran todos iguales y detallaban una lista de siete platos. Fiona tenía un menú especial por sus restricciones dietéticas como embarazada. El camarero también nos trajo una botella de vino.

—Cortesía del chef —dijo el camarero, descorchó el tinto y nos sirvió una copa a cada una.

Cuando se hubo ido, Drew levanto su copa.

—Por una buena noche, consigamos o no el libro.

Las demás chocamos nuestras copas con la suya. El vino estaba seco y un poco agrio, y de repente me sentí como si estuviera de vuelta en aquel primer almuerzo en Olive Branch, sintiéndome fuera de lugar, moviendo los brazos salvajemente para encontrar mi equilibrio.

Mis amigas hicieron comentarios sobre el restaurante, el menú, las otras personas sentadas en las mesas. Estaba medio escuchando a Juliette hablar de una nueva campa?a que estaba preparando con el coordinador de redes sociales cuando una cara conocida entró en hyacinth: Vera Ashton.

La recepcionista la llevó rápidamente a sentarse a la mejor mesa del restaurante, y ella sonrió mientras se sentaba y se maravillaba de la decoración. Me excusé de la mesa para ir a saludarla.

—?Oh, Clementine! —gritó, juntando las manos. Llevaba un traje pantalón color salvia y perlas en las orejas—。 Es tan inesperado verte aquí. Encantador, ?no es encantador?

—Lo es —respondí a modo de saludo—。 ?Cómo estás?

—?Bien! Bien. Creía que era una preinauguración, ?qué te trae por aquí al restaurante de Iwan, perdón, de James? Odia que le llame Iwan en público. Algo relacionado con su imagen. Un poco tonto, pero ya se dará cuenta.

No estaba tan segura, viendo este restaurante.

—En realidad trabajo para una de las editoriales con las que está pensando firmar. —Hice un gesto hacia mi mesa—。 Solo quería venir a saludar.

—?Oh, qué lujo! Haría mal en no elegirte… Ah, ahí están Lily y su marido —a?adió, mirando detrás de mí, y apenas tuve tiempo de mirar antes de que una mujer menuda con un vestido de flores, el pelo casta?o largo y alborotado, se acercara a la mesa. Me sorprendió lo mucho que se parecía a Iwan, desde sus ojos claros hasta las pecas de sus mejillas. Me dedicó una sonrisa vacilante, al igual que su marido, y enseguida me di cuenta de que estaba bloqueando la silla en la que se iba a sentar y me aparté—。 Lily —dijo Vera, se?alándome—, esta es Clementine. ?Recuerdas mis historias sobre Analea? Esta es su sobrina.

—Encantada de conocerte —dijo Lily agradablemente, mientras su marido se sentaba a su lado—。 ?No fue Analea con quien se quedó Iwan aquel verano?

—En su apartamento, sí —confirmó Vera—。 Me enteré de que se iba al extranjero, así que la llamé y le pregunté si mi hijo podía pasar allí el verano. Consiguió trabajo en el restaurante favorito de su abuelo y, siete a?os después, ?mira dónde estamos! Todo porque Analea lo dejó quedarse allí gratis. —Eso no lo sabía. Vera se rió, sacudiendo la cabeza—。 ?No es extra?o cómo funciona el mundo a veces? Nunca es cuestión de tiempo, sino de oportunidad.

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